Esta podría ser una de las varias puertas que existen en la ladera de la montaña. Una u otra de ellas está tapada por una gran losa que se mueve suavemente hacia la izquierda. Una vez traspasada, nos encontramos en una pequeña habitación cuadrada y en la pared de la derecha, existe la pintura de una diosa con un dispositivo que, al accionarlo, abre una pequeña piedra-puerta, un descansillo y una estrecha escalera de piedra tallada, que nos desliza a la profundidad de la montaña vieja donde se asienta la ciudadela. A la gran sala donde se llega bajando la escalera, se encuentra otra puerta con salida al valle. Cruzado el valle, camuflado en la roca, existe una cabidad para introducir la mano y accionar otro mecanismo con apertura de otra puerta hacia el interior del verdadero templo de Machu Picchu. Allí sí, se encuentran verdaderas alhajas de oro, plata, bronce y piedras, con la historia de sus moradores. También corre un río de aguas frías y verdes y en su interior se hallan piedras de colores diversos y atrayentes. También existen, guardados en cajas de latón, mapas de la corteza terrestre y los planos de construcciones milenarias. Contando toda una leyenda antigua, tallada en la roca, pronosticando la llegada de un dios que volvería a levantar la cultura del pueblo Inca. Estoy seguro que muchas de las puerta que conectan con otras puertas han sido hallas y abiertas. Pero tardarán varios años en encontrar los secretos, detrás de ellas, ocultados.Muchas cosas se trajeron y han encontrado los primeros curas enviados para arrasar la ciudadela. Y se trajeron muchas cosas con valores incalculables. Pero aún falta la parte más interesante que desvelará los artilugios que escondió el dios Inca.
martes, 31 de enero de 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario