son como las hienas: pieza que dentellean..., no la sueltan y mordisquean.
Eso mismo es lo que está pasando en Cataluña. La mafia masona se ha posicionado y no hay huevos a que dejen la comunidad. Cuando la dejen, está claro que no la va a conocer ni la madre que parió a Alfonso Guerra. Señora que compartió su grado universitario al hijo, con esa ocurrente frase. Frase originaria de la bola de cristal de Aramis Fuster. No obstante, a las conjunciones planetarias que han dado vida a esa impronta doctoral, se suma el que el presi del gobierno no tiene ya nada que decir o hacer, rexpecto a la dirección legal e implantación sumarial de independencia que se saben ganadores.
El Ministerio del Interior catalán, ha decidido poner a todos los polis en la misma cesta. La local y la autónoma juntos y revueltos. Y llevarán distintivos de la comunidad que no tendrán nada que ver con el resto de España. No os alarméis porque el ajedrezado y colores del arco iris estarán en camisas y pantalones; a excepción de que el presi de la comunidad, en cuestión, se haya decidido por unos pantis, zapatos de tacón alto, gorra de fin de fiesta gay, porra de piel de armiño, pestañas largas y apegotonás, grilletes de roscón de reyes, y sonrisa de haber visto a Papá Noel. Un mundo rosa masón.
Va a ser lo más de lo más esa comunidad. Los gays del mundo mundial y sobre todos, los de Arabia Saudita, estarán como locos por arrivar al mundo libre que les otorga Cataluña y Puigdemónt. La carroza del Orgullo Gay, ya no será un día de ofrenda visual... sino que se podrá disfrutar diariamente como las reinas magas de la Valencia actual.
¡Qué bonito! Que desenfreno y revolución mental tener esa visión de Navidad y del mundo que nos quieren inculcar. ¡Dónde va a parar! No hay parangón entre las juergas que nos ofrece la Iglesia y la que nos ofrece el Ayuntamiento comunista. De todas maneras: maricón por maricón, la Iglesia lleva más pregón.
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