señores, que no hay hucha

nos vienen diciendo desde las dependencias del El Español y de boca de Pedro J. -y debe ser verdad-, por las contínuas sacadas de partidas del Pacto de Toledo, que se han quedado en casi nada. Ahora parece ser que el investido quiere hacer comuna de partidos e ir metiendo, poco a poco, lo que han ido sacando de mucho en mucho. No hay para pagar pensiones, es una pullita que cada dos por tres nos vienen diciendo, insinuando, proclamando, para que cuando llegue no nos coja desprevenidos: nos lo dijeron y los han conseguido:-terminaremos pensando-. Deberíamos mandarles todos los viernes la consigna de que si el gobierno no paga pensiones, no cobra impuestos y nos cagaremos en su puta madre. Es más, abríamos de decirles que devuelvan de la Gürtel y de los ERE todos los millones que se han estado llevando y que si no lo devuelven nos los vamos a cargar en las plazas de todos los pueblos de España... Pero no en las plazas públicas -que también-, sino en las plazas de toros a base de banderillas, picador y descabello. Que el pueblo llano está hasta las pelotas de tanto memo, chorizo, desvergonzado y pueril andando sin rumbo en los centros públicos a los que suelen llamar: funcionarios. Los primeros, a los hijos de puta de los políticos: diputados, senadores, ediles... Bajarles los sueldos a ellos es lo primero; lo segundo, reclicarlos porque no saben por donde se mete el lápiz para sacarle punta, y tercero, porque son unos vagos del carajo; y carajo, estamos hasta la polla de que siempre tengan que meter miedo en el cuerpo de quienes han estado toda la vida trabajando para que estos mamones solo curren 8 años y se lleven el 100 por 100. ¡Qué carajos se piensan estos memos del carajo! Carajote: ¿qué estamos haciendo que no hacemos nada? ¿Qué carajo esperamos para sacarles los ojos y mearnos en sus cuencas? Hay que terminar con ese enjambre de moscas cojoneras que no hacen otra cosa que joder la marrana. La tercera guerra mundial debería empezar por una guerra civil contra los políticos e irlos juntando hacia el centro de Europa y masacrarlos como plaga insectívora. Carajo.