Todos recordamos a la reportera húngara zancadilleando a un sirio con su hijo en brazos, cuando ponía tierra de por medio entre Siria, su país, y el país de acogida. Pues bien, resulta que a la periodista de nombre Petra Laszlo se le ha premiado por un documental sobre la Revolución Húngara de 1956: Un conflicto entre la Republica Popular de Hungría y las políticas dictadas por la Unión Soviética. No ha necesitado de su empresa: que la despidió, para obtener premios por su cuenta, mira.
Y como siempre que las cosas que se hacen por una carga afectiva no bien dirigida, resulta que al muchacho: padre del niño en brazos, se le trajo para darle trabajo, comida y vivienda. El resultado: al padre le han despedido de su trabajo de entrenador de niños porque le cuesta hablar el castellano.
El villano premiado y el zancadilleado, despedido. Qué cruel llega a ser la vida.
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