Los servicios de inteligencia norteamericanos (CIA y DIA) y alemanes
(BND) tienen información contrastada de que la llegada al poder de Pablo
Iglesias encendería la mecha para que España se convierta en una
República que sería vista con buenos ojos por Moscú, cuyos servicios
secretos conocen a fondo el “circuito de financiación” de Podemos a
través de Venezuela e Irán, fundamentalmente este último país.Los estrategas de la OTAN estiman que en el clima de nueva Guerra Fría
que enfrenta a Estados Unidos y Rusia, Moscú vería fortalecida su
posición si se proclamase en España una república de izquierdas como
contrapeso a la decisión del Gobierno proestadounidense de Kiev de
mantener a Ucrania en el bloque occidental. Un giro de 180 grados en la
política exterior española con posiciones marcadamente
antinorteamericanas y tibieza hacia la Alianza Atlántica, supondría una
victoria sin precedentes para Putin.
Oxígeno a Putin.
Pablo Iglesias le ha dado
oxígeno a Putin, según las citadas fuentes, anunciado su intención de
revisar el Convenio de Cooperación para la Defensa entre España y
Estados Unidos, vigente desde 1988 y ampliado varias veces con nuevas
enmiendas. En su documento dedicado a la Defensa, Podemos afirma que “la
existencia de bases estadounidenses en España afecta a nuestra
soberanía y supone un riesgo para nuestra seguridad nacional”, en
especial la base de utilización conjunta de Morón (Sevilla) desde la que
las Fuerzas Armadas estadounidenses despliegan su fuerza de acción
rápida en el norte de África.
El apoyo mediático a Podemos impulsado por el entorno de Mariano Rajoy
con la maquiavélica finalidad de debilitar a un PSOE en caída libre tras
la etapa del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, ha resultado
contraproducente al obtener Pablo Iglesias una fuerte respuesta popular
en el 20-D que La Moncloa no supo prever. Importantes embajadores
acreditados en Madrid hicieron llegar a la Presidencia del Gobierno,
meses antes de las elecciones, que la sobrexposición televisiva de
Iglesias suponía “jugar con fuego”.
La sucesión de Felipe VI debió ir acompañada de la dimisión del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
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