Capas de secretos, engaños y operaciones encubiertas han apuntalado el cuento de hadas oficial del 11S, mientras protegen a los que llevaron a cabo la operación psicológica de bandera falsa que ha definido la política del siglo 21
Por Aaron Dikes.
10 septiembre 2014.
Hay algunos en el Congreso trabajando para publicar las páginas redactadas de la “Investigación
Conjunta de las Actividades de la Comunidad de Inteligencia antes y
después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001“, el
precursor del blanqueado Informe de la Comisión del 11S, que señaló el
conocimiento previo y la participación en el evento de varias agencias
de inteligencia, incluyendo las de EE.UU., Reino Unido, Israel, Arabia
Saudita, Pakistán y Turquía.
Las 28 páginas redactadas, por ejemplo, jugaron un papel en el bloqueo de una demanda presentada por las familias de las víctimas del 11S contra Arabia Saudí y su familia real (aunque ahora tienen otra oportunidad).
La Administración Bush optó por mantener las páginas – que se cree
que enlazan la financiación de los secuestradores a los saudíes –
supuestamente debido a la vergüenza e indignación potencial por las
extensas conexiones entre la familia Bush, la familia Bin Laden y sus
operaciones conjuntas en el petróleo, la geopolítica y la intriga.
Se informó que supuestamente
el ex-presidente George H. W. Bush se reunió con el hermano de Osama
bin Laden, Shafiq bin Laden, en la mañana de los atentados del 11S en un acto de Carlyle Group, un contratista de defensa y la firma de inversión de los cuales los dos hombres son miembros.
Aunque estos documentos no serían precisamente el Santo Grial de los secretos del 11S,
la información no debe ser ocultada al público; y, ciertamente, los
dedos deben apuntar a la familia Bush, el extenso nodo del neocon/Proyecto para un Nuevo Siglo Americano
que trabajó dentro de la administración Bush y de los saudíes que han
estado profundamente – pero secretamente – involucrados en ataques
terroristas en todo el mundo. Aspiran a ser un punto focal del Medio
Oriente remapeado, buscando compartir el poder con Israel y sus aliados
occidentales, y participando en una agitación perpetua, las guerras y la
agitación en toda la región. Su papel con los talibanes en Afganistán y
Pakistán es sólo el comienzo.
La ex-traductora del FBI Sibel Edmonds, quien fue amordazada por
orden de la corte y más tarde se convirtió en una informante, reveló el
grado de su conocimiento acerca de las asociaciones de inteligencia
entre Turquía, Pakistán y la alianza anglo-estadounidense, así como la
bomba de que Osama bin Laden – un agente encubierto de la CIA desde finales de los años 70 – estaba trabajando para los Estados Unidos hasta el mismo día del 11S.
Bueno, por supuesto, un poco de desclasificación aquí y allá nunca va
a igualar a la verdad por sí misma (de ahí la necesidad de una
investigación independiente y eterna vigilancia); pero al menos es algo,
y no hay duda de que esto tiene que estar en el expediente.
Al mismo tiempo, ¿no hay ya suficiente evidencia “oficial” del
encubrimiento, la ofuscación, las mentiras, omisiones y delitos
encubiertos para quitar de enmedio todo el asunto? ¿Necesitamos empezar a
recitar la lista de banderas falsas, guerras secretas y poder indebido
hecho y admitido por aquéllos en el poder para dejarlo claro?
Aaron Dykes es un co-fundador de TruthstreamMedia.com, donde esto apareció primero.
Como escritor, investigador y productor de video ha trabajado en
numerosos documentales y reportajes de investigación, que utilizan la
historia como una guía para descifrar los acontecimientos actuales,
descubrir agendas oscuras y contrastarlos con individuos de otorgada
dignidad como se reconoce en documentos como la Declaración de Derechos.
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