viernes, 10 de octubre de 2014

de última hora

Se dice, se comenta, se rumorea que Barack Obama es homosexual y su mujer, Michelles, un transexual. Los hijos son adoptados para el papel de familia famosa y presidencial, necesaria para ser presi de norteamérica. Esto debo entenderlo como algo normal, dado el lobby gay que, como el ébola, han extendido por algunos países, y televisiones. Sin ir más lejos nuestro presidente español también es gay, dicho por miembros de su partido. Y no pasa nada. Nosotros somos muy comprensibos con todo el mundo, y nos dejamos dar por el culo por un siple chupito de whisky.
Qué la homosexualidad está de moda... no hace falta más que poner la radio y escuchar programas que difunden con todo lujo de detalles cómo se comen o se chupan pollas, o cómo se chupa el culo y se dan por allí. Es más, se despiden con un slogan fácil y pegadizo: feliz sexo anal. Y las dos niñas que lo dicen son de lo más de lo más; sobre todo si se lo preguntas a los zumbaos que llaman ofreciendo al programa su boca y su culo, para que el programa vaya a más. No me extraña por tanto que los presi... de naciones y los present... de las tv., salgan de los armarios con carnet en la mano, boca, o culito. Un culto a Sodoma y Gomorra, por aquello de seguir con la puesta en escena de la Biblia. Todo se ha de acontecer, como en el libro. Y están manos a la obra, para que todo ello tenga la apariencia más fiel y representativa que ya montaron en el pasado y lo convirtieron en manual. La Biblia. Joder que majaderismo màs eficaz y menos pecaminoso si ello ya figura en el manual. Por tanto, no sé por qué echamos culpa a los infelices sacerdotes que han estado toda la vida emulando el gesto satánico más representativo: dar por el culo a niños. Por lo que Dios, supuestamente, destruyó las dos ciudades. Un dios que viene de vez en cuando a la Tierra a pasar sus vacaciones y ver, si los gilipollas humanos, estamos cocièndonos adecuadamente. Y en este interino proceso la Iglesia nos prepara para que el demonio se manifieste ante nosotros, ya que en el Vaticano, hace tiempo que tiene su sede montada. No me extrañaría que con el tiempo y los hologramas que parece disponen, nos monten un sarao infernal en el espacio terrestre y tengamos que bailar al son de esas trompetas demostrativas de llegada. Y aparezca alguien como Benedicto XVI, con cara de diablo, orejas puntiagudas, ojeras de no haber pegado ojo durante mucho tiempo por culpa del miedo a que le envenenen, y creamos llegado el día de las fiestas gay por todo el mundo, donde las carrozas se proveeran de buenas piernas y lenguas lameculos por las avenidas de los complejos ricos y pobres , en señal de bacanal mundial. Y por supuesto que encontraremos a Obama, Michelle y Rajoy, subidos en alguna de ellas sacando la puntita de la lengua viperina. ¡Al tiempo!

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