jueves, 2 de octubre de 2014

esta es la fachada principal

donde se levanta el nombre de la Fe de Campanar. Ese hospital céntrico que se han empeñado en demoler para en su lugar: levantar otra Fe. Este es el móvil que pretende Alberto Fabra. Después de haber invertido más de 3 millones de euros en reformarla... Ahora Fabra pretende tirarla y construir nuevos pabellones. Desde los sindicatos se les está diciendo que los edificios están en perfecto estado de salud y no necesitan más, que pequeñas reformas. Todo ésto está respaldado por las compañias de construcción que reforzaron paredes y suelos de algunos de los pabellones que lo requerían. Ahora, sin embargo, es necesario tirarlo todo para que Fabra se lleve la pasta gansa, por derribar, limpiar, levantar... cuando sólo es necesario repasar. ¡Qué jodido este Fabra! Así, cualquiera, hace negocios. Y es que además de querer hacer política cara a las elecciones, lo que me parece que quiere, mejor, llevarse comisión del derribo, y lo que venga después Dios dirá. Me da en la cabeza que tienen en la idem el pensamiento de que van a salir por mayoría en 2015 e intentan aprovecharse de ello a medio plazo, con futuribles mega construcciones hospitalarias. Total, lo normal es que se adelanten a los acontecimientos de nuevos futuribles, para después dejarlos en manos privadas; en manos de esos amiguetes del alma y tan generosos en sus dádivas. Mientras, los sufridos enfermos, pasando las de Caín en la sala de espera de la nueva Fe, que da asco acercarse por allí. A los enfermos se les trata como ganado y todo: para que los mismos enfermos se quejen de las condiciones en las que médicos, enfermeras, pasantes, etc., no tienen tiempo de visitarte. Una vez más se utiliza al enfermo para articular un desastre hospitalario de la que todos tienen culpa menos, el sufrido paciente. Y sin embargo todos esperan que sea él, el que con su queja solucione las faltas o descansos de los demás. ¡Qué hijos de la gran chingada!

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