me doy cuenta de la engañiza del espíritu de la última revelación de la puerta que conecta con la venida de un dios renovador producto de la consecuencia del ébola en nuestras carnes. A Teresa, la enfermera, la ha venido Dios a ver y para notificarnos que el ébola tiene solución, cura, en la medida que somos hijos de un dios mayor, y no de un dios menor, como el memo que cuida de los negritos en África occidental. A Teresa le ha venido Dios a ver porque es blanca. Porque los negritos son aquellas personas, alquellos entes, -que aún naciendo en el Edén-, no tienen los espiritus pertinentes y católicos para poderse curar.
Hay que joderse que el ébola, de los cojones, se cure en España o América, pero sin embargo tengamos noticias de que en África existen casi 4000 muertes y 9000 infectados, sin ningún tipo de atención médica disponible ni con los recursos necesarios para que nadie más caiga enfermo.
No hay problema -debe pensar el dios católico-, todo el que a Mí llegue, será bienvenido; sin darse cuenta que los ángeles caídos tenemos pensamientos contradictorios -al Creador-, a la hora de marcharnos del plano tridimensional. Y es que este plano aunque nos atiborren de pastillas, nos insulten en las ventanilillas de la seguridad social o atministrativa, tiene un algo que no deja indifenrente a nadie. Tiene esa personalidad de ser impura que nos subyugan y nos hacen aferrarnos aquí, a este plano. Si no fuera así, no estaríamos dispuestos a tener el sida, el ébola, la malaria, la gripe aviar, la gripe porcina, ser una vaca loca, la epatitis abc, la rubeola... Pues no señor, no sé si lo hacemos con intención de llevar la contraria a sus Señorías, al notificarnos que nos debemos ir muriendo porque no hay más bote para pagar jubilaciones o llevar la contraria al mariquita de Rajoy. No nos queremos morir. Morir es absurdo, es un flaco favor a nuestra inteligencia, aquella que nos recuerda que hay que morir sin saber muy bien para qué. Aquella conciencia -salida de no sé qué lugar- para jodernos la existencia en constante desequilibrio para llevarnos al mismo puto pensamiento de abandono dimensional. Me niego a poner mi vida en riesgo del ébola, para quedar, después, inmune 10 años después que nos notifiquen que hemos tenido suerte, màs que el perro, de habernos cogido a tiempo. Menudos hijos de la gran p... Decirnos que hemos tenido suerte de salir de una trampa que nos han impuesto desde las mismas postrimerías de nuestros dirigentes políticos y con ganas de vernos sonreir por el mismo patetismo de no haber muerto.
¡De verdad que debo ir al psiquiatra, antes de que les mande a tomar por el cuelo a esta cueva y a estos ladrones!
Espero que mi pensamiento sirva de estímulo a esa gran cantidad de gente que me sigue y consigue los objetivos marcados.
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