lunes, 27 de octubre de 2014

la nueva era transexual

va a cambiar el mundo, según encuestas, corrillos y conferencias. 
Tuve un amigo con un angioma que pululaba por su cara -como Pedro por su casa- y le traía a mal traer. Fue al médico y le dijo que era alérgico así mismo; algo que me llamó poderosamente la atención. El resultado era que el angioma cambiaba de color y lugar en la cara a medida que inconscientemente él se lo guisaba y lo comía. Yo me quedé estupefacto y sin saber qué decir cuando pasan, a nuestro alrededor, cosas como esas. Pues esto es lo mismo que lo de mi amigo... pero en sexualidad. 
Hay conferencias que enseñan a los niñós-niñas y vicerersa, a encontrarse a gusto consigo mismos. Y hay, por tanto, madres que adolecen -como yo- de conocimiento del sexismo próximo y no sabemos como atajarlo. Lo cierto es que psicólogos de campo nos advierten de que cada vez hay niños más pequeños que están en contra de sus genitales: que no quiere decir de su masculinidad o feminidad. Niños que se encuentran perfectamente con pensamiento femenino y con su pene. También los hay que esperan que el pene les caiga en algún momento de su infancia como los dientes de leche.
La Asociación de Familias de Menores Transexuales Chrysallis, entiende que la ley está saliendo mal parada. «Las personas tienen derecho a vivir la infancia con arreglo a su identidad sexual y no tienen por qué exponer su situación ante nadie. Pero el Estado decide qué se hace con el niño. O sea, una injerencia. No le permite el cambio de nombre, ni de género, ni la hormonación. No le permite nada porque es un menor. No hay una ley integral que permita rectificar el error registral cuando nació o que acoja su derecho a recibir tratamiento hormonal antes de que empiece su desarrollo. En el Derecho no está prevista la existencia de menores transexuales». «La ley de 2007 sólo cambia el género a los adultos si se les ha diagnosticado disforia y han seguido un tratamiento de dos años. Es una ofensa a los menores, porque les excluye. Es una ignominia». Por eso Chrysallis va a pedir que el Gobierno incluya una disposición en la futura Ley de Protección de la Infancia que reconozca específicamente el derecho de los menores transexuales a desarrollarse conforme a su identidad sexual, un pellizco dado ya por el Consejo Económico y Social, que ha sugerido que la ley incluya el concepto de identidad sexual al desarrollar qué debe entenderse por interés superior del menor.
Yo me pregunto si realmente la Naturaleza se ha equivocado al equipar a los niños -desde la infancia- de una mente disconforme con los genitales. O si equivocamos nuestra tendencia sexual al entorno corto, medio y lejano que nos meten por los medios visuales. No sé si estaría de más que los psicólogos hicieran relacionar a los niños sus mentes con sus órganos reproductivos. Y no que busquen la normalidad entre la mente discordante y el sexo contrario.

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