astrónomos han detectado señal desconocida a 240 millones de años luz. Lo que sería estar a la vuelta de la esquina, -digo yo-.
La citada señal ha sido captada por el Observatorio Chandra de Rayos X y el obserbatorio XMM-Newton de la ESA. Según Esra Bulbul, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, en Cambridge, Massachusetts. Dado el centro de Astrofísica: no me creo nada; dado que es un centro masón y desinformador.
Perdonadme que dejara el post, de esta manera, pero cuando un amigo llama se deja todo y acude a su lado. Y así me paso el otro día y hoy, termino lo que empecé... A lo que quería llegar era, que disponemos de instrumentos para medir el latido del corazón del centro de la madre galaxia, y no tenemos un puto instrumento que nos diga dónde se fue a caer o aterrizar el avión 777, aerolíneas Malasia, con 239 pasajeros a bordo, hace ya cuatro o cinco meses. Me puedo creer que una ancestral civilización se crió en la Tierra y llegaron a hacer cosas fantásticas, que ahora no se pueden hacer. Pero estoy seguro que llegaron al mismo borde de la civilización como estamos hoy y cayeron, como vamos a caer hoy. Es imposible que una parte de esta jodida civilización (si queremos llamarla así) se esté cargando el planeta de una forma atroz, mientras los demás miramos como si viéramos la tv. sentados en el sofá -puto sofá- de casa. A la vez que el Smithsonian nos alumbra los documentales arregladitos, a modo de la 2ª de Televisión Española. Y miramos y vemos qué bellos paisajes y qué bonita bóveda celeste tenemos y como sigue respirando el big ban; a la par que nos preguntamos dónde he dejado el mando que nunca lo encuentro. El delirio tremens al que nos han sometido nos hace olvidar quienes somos o queremos ser; y que cambien la historia que no cuadra por ningún sitio. Tan es así que hay que preguntarse por qué los intelectuales -hasta Hitler- estuvo detrás de ciertos aparatos (zooparts), o creencias de que la tierra es un mapa del cielo que nos contiene. Puntos mágicos energéticos que Nicola Tesla supo adquirir y manipular para un mundo de coste 0 en energía de uso personal. Y si nos metemos con nuestros padres los griegos, para qué contar...
Pues eso, que somos capaces de escuchar a Dios a 240 millones de años luz y no sabemos dónde se esconde o desaparece el mando del televisor.
Perdonadme que dejara el post, de esta manera, pero cuando un amigo llama se deja todo y acude a su lado. Y así me paso el otro día y hoy, termino lo que empecé... A lo que quería llegar era, que disponemos de instrumentos para medir el latido del corazón del centro de la madre galaxia, y no tenemos un puto instrumento que nos diga dónde se fue a caer o aterrizar el avión 777, aerolíneas Malasia, con 239 pasajeros a bordo, hace ya cuatro o cinco meses. Me puedo creer que una ancestral civilización se crió en la Tierra y llegaron a hacer cosas fantásticas, que ahora no se pueden hacer. Pero estoy seguro que llegaron al mismo borde de la civilización como estamos hoy y cayeron, como vamos a caer hoy. Es imposible que una parte de esta jodida civilización (si queremos llamarla así) se esté cargando el planeta de una forma atroz, mientras los demás miramos como si viéramos la tv. sentados en el sofá -puto sofá- de casa. A la vez que el Smithsonian nos alumbra los documentales arregladitos, a modo de la 2ª de Televisión Española. Y miramos y vemos qué bellos paisajes y qué bonita bóveda celeste tenemos y como sigue respirando el big ban; a la par que nos preguntamos dónde he dejado el mando que nunca lo encuentro. El delirio tremens al que nos han sometido nos hace olvidar quienes somos o queremos ser; y que cambien la historia que no cuadra por ningún sitio. Tan es así que hay que preguntarse por qué los intelectuales -hasta Hitler- estuvo detrás de ciertos aparatos (zooparts), o creencias de que la tierra es un mapa del cielo que nos contiene. Puntos mágicos energéticos que Nicola Tesla supo adquirir y manipular para un mundo de coste 0 en energía de uso personal. Y si nos metemos con nuestros padres los griegos, para qué contar...
Pues eso, que somos capaces de escuchar a Dios a 240 millones de años luz y no sabemos dónde se esconde o desaparece el mando del televisor.
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