me he puesto a pensar. Que ya es mucho pensar si de la luz se trata. Ya han habido investigadores privados y particulares para saber en qué y por qué pagamos las cantidades que pagamos en los recibos de la luz. Por una parte se nos dice que anualmente nos van a regular lo que supuestamente cobran de más o no durante un año. ¡Cojones!,-digo- sabíéndome espiado por la compañía durante todas las horas, minutos y segundos que tiene el día, la noche o los intereses que más les interese cobrarme a estos ratas de las eléctricas. Después me doy cuenta que no es en la luz donde nos vienen los palos, sino en la contratación de los kw/horas. Es decir, que lo que ha subido es la contratación y no el gasto; o tal vez las dos cosas a la vez. Pero claro, cuando veo que hay otro más que se suma al chollo y carro de cobrar de las eléctricas sin ir a trabajar, como el popular Santiago Lanzuela (mirar foto), 175.000 euros años, me hago cargo de la factura y quedo más satisfecho de saber que coopero para que un señor del calado de Santiago Lanzuela siga viviendo con tan poca cosa. Y los que no puedan pagar la luz que se jodan y bailen; y no sirve engancharse al contador de otro, como otros que yo conozco y que vienen de las américas. Me siento a gusto cuando sé que participo en participaciones (valga la redundancia) en el bienestar de los políticos que no llegan a fin de mes.
Hijos de la gran puta, mamones, chorizos, descerebrados, macarras, maricones, chupatintas, infectos, ratas... y un laaaaargo etcétera.
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