Cuando los ciudadanos españoles pensábamos que lo habíamos visto todo en las filas de las formaciones políticas... Nos devuelven la sorpresa los partidos de derechas: aquellos que pensábamos que estaban más por la unidad de España.
El resultado de la Censura de VOX, al poder político de la izquierda, se le ha ido por el desagüe del inodoro, cuando intentaban lavarse el culo, por turno, los propios compañeros de tendencia centroderecha. O, al menos, así, nos lo tenían repetido por activa y por pasiva. Ya hemos visto que No, cuando el propio presidente, Casado, de la formación del PP, amigo íntimo de Abascal, le ha propinado una salva de puñaladas delante de la izquierda, que se relamían de gusto al saber que, de la sanguinaria rivalidad interna... el psoe, se llevaría el gato al agua, en recuento de votos, si hoy se hicieran elecciones generales. Nunca he visto a un vampiro, como Iglesias, chupar la sangre derramada con tanto gusto y placer.
Cuando dos amigos de ideas, tendencias, correrías, rompen la amistad, como hizo Casado, -en el hemiciclo-, delante de todas las formaciones, por la política, es porque algo no funciona bien en el organigrama interno de Casado. Tan malvado ha sido el nombrado que, hasta última hora y sabiendo lo que iba a soltar, no había querido decir la voluntad de voto a la Censura al gobierno de Sánchez. Una censura que, gracias a Casado, se ha vuelto contra su compañero de gobierno en Andalucía, Murcia, Castilla la Mancha, Madrid, etcétera. Comunidad como, Andalucía, adscrita al psoe de toda la vida y que, gracias a VOX, ha conseguido gobernar el PP, sin exigencia política por parte de su compañero Abascal.
Me da en la cabeza que, la muerte de Abascal, -que no de VOX, por parte de su anfitrión Casado, se debe a un complot con el gobierno de Sánchez por o para reformar la judicatura, al poder del gobierno. Que sea el gobierno quien decida qué juez o dictámenes se puedan producir, sin que medie el gobierno central. Algo asqueroso, demencial e injustificado para solucionar los malos rollos de ministros o ministras que se hayan saltado a la torera sus obligaciones de jura, que les somete -el cargo- que ostentan. Porque mucho paripé a la hora de la jura junto al rey... pero poco caso a la hora de injuriarle, insultarle, en público y junto a su familia. Asqueroso.
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