han bastado para que el dirigente filipino, Duterte, alias: Harry, el sucio filipino, acabe con 12.000 narcotraficantes y disturbios por la droga...; pero le ha quedado acabar con el problema social que asola las islas.
Como a todo hijo de político le faltan razones y le sobran accione, de ahí que se haya convertido en mafioso y capo de sus policías. Solo hay que ver la cantidad de muertos ocasionados en la guerra contra el narco. Esto le ha dado alas y pico para volar alto y picar ojos y mentes. Tan es así, que se vanagloria de los caídos y se divierte comentando a la ciudadanía dónde están los restos de los narcos. Esparcidos por todo el archipiélago filipino. ¡Con un par! Y con este mismo par que bien le cuelgan, ha lanzado una misiva a los países que tienen la religión como método didáctico: "A vuestros obispos matadlos. Esos bastardos no sirven para nada. Lo único que hacen es criticar". Tres frases cargada de amistad hacia la religión y La Institución Católica. ¡Haciendo amigos dentro del Vaticano, vaya!
Así es como se las gasta el tal Duterte: amable con los narcos y con la religión.
Así es como se las gasta el tal Duterte: amable con los narcos y con la religión.
Debo reconocer que el otro día dejé caer algo parecido a lo acontecido por este señor en Filipinas.
Me sorprende que con tastos memos que mueren al día y ninguno es de los que deberían desaparecer. Si lo manejo bien, me estoy casi pareciendo al muchacho en la idea, pero sin haber atropellado, aún, a alguno de estos memos, del carajo.
¿Cuántos de los españoles no ha pensado defenestrar a los buscapleitos políticos de Cataluña, País Vasco, y a todos aquellos que perturban la paz ciudadana buscando su alter ego, y beneficios varios?
Muchos.
Sin embargo, no lo van diciendo como hace este carajote.
El mundo está cambiando y en España, serán los etarras quienes lleven la dirección del país. Visto lo visto son los más parecidos a Duterte y su guerra de película.
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