Me encanta cuando hay personas que tienen el poder de coger un pincel o un buril y maza, y de recrear -de la nada- un personaje X.
En los tiempos de conmocionar a la población cuando tenían delante de sus ojos estos efectos especiales o perfiles en la roca pulida que les inspiraba todo tipo de pasiones y emociones varias (Miguel Ángel, y su David, por ejemplo), había un culto por mantener y perpetuar, pero... en los tiempos que corren tal culto se ha superado y vemos las pinturas como si tuvieras una foto de tus familiares sobre la chimenea o perdidos en un cajón desastre donde mueren por segunda vez... lejos de los ojos que les pueden traer a la vida en forma de efecto especial, o remembranza etérea...
Aquí lo que se pretende es que el personaje X perdure en el tiempo y, a ser posible, los familiares cobren por lo que pudo ser y no fue...: como es el caso del personaje de la imagen. Muchos nos preguntamos dónde se puede encontrar el muchacho que no se le ve ni se le espera. Le dan un golpe de Timón y casi haciendo aguas... y se espabila poniendo tierra de por medio o cabeza en hoyo, a modo de avestruz. ¡Y, encima, le obsequiamos con un retrato de 88.000 euros sacado de bien sabemos quienes! ¡Y, no pasa nada! El chaval sigue huido -como Puigdemont en Waterloo-, y que no estén juntos en este mamoneo político.
Me parece de una indecencia de índole torera que se haya hecho este retrato -a ese precio-, cuando, las pinturas hoy, no tienen ese valor técnico. ¡Buen pelotazo de la pintora! Claro está que los valores devienen de un tráfico de Obras de Arte cuyo valor en el mercado es el que marca la mafia que los trafica. Siempre hay un mecenas que hace subir la puja.
El caso es
que el chaval queda inmortalizado no por el capricho o generosidad de una novillera en vías de una emotividad mayor... No. Se valora por ese caudal de pasta y es -según dice alguien- un pelín más caro que el costó del torso de Bono. Imaginaros la cantidad de pasta perdida -(cerca de millón y medio de euros)-, destinados en torsos políticos. ¡Puag, que asco!
Yo diría que su lugar de colgadura sería en los burdeles de carretera que es donde hay más gente de pasada y le pueden visionar. En caso contrario... no veo lugar que a nadie le guste tenerle de compañía. Ni siquiera en el cuarto de estar de las niñas...: la madre no lo admitiría.
Ahí lo dejo...
¿Para cuándo el cuadro de la familia real al completo?
Ahí sí que veo trabajo para el pintor o pintora. Pintar a toda la familia con los caretos que se usan va a ser un trabajo indigno y, enormemente, caro. A no ser que les dulcifique el semblante y se parezcan a cualquier familia cortesana. ¿Habrá que revivir a Velázquez? ¿O, llamar a Sánchez que le saque de su morada eterna?
Por favor
dejar a Sánchez tranquilo ahora que ha bajado del Falcon. No está el horno para bollos, aunque sí, para bolleros y bolleras. Y, para amores escondidos, de los presidentes de algunos partidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario