voy a desayunar en algún que otro bar de los 100Montaditos. Suelo variar para no congeniar con los cotidianos en cola, en la línea de caja. Si vas una vez no tomas interés en el local porque no sabes si vas a volver. El caso es, que la rutina es mala compañera y te hace entrar en los por menores o por mayores, según se mire, del local. Miras la limpieza y en algunos de ellos quedas alucinado de como mantienen los suelos, los aseos (que más que aseos hay que asearlos) y, entonces, inmediatamente, piensas en lo que estará pasando en la cocina o lo que parece la cocina, o donde fríen y preparan ciertos bocadillos y patatas fritas...
Esta mañana lo comentábamos dos de los habituales que solemos encontrarnos en los almuerzos de estos locales. Y hemos llegado a la conclusión que no hay huevos para mandar a un inspector y que no cierre el local.
Son bares que la limpieza de los aseos y demás dependencias las hacen los mismos empleados y creo que, por eso, deja mucho que desear la presencia de agua y productos contra la grasa y la porquería.
-Yo puedo pasar el que pidas una cerveza y te venga la jarra con carmín pegado en el borde... -Decía esta persona en la charla... -Pero no aguanto pasar al aseo y ver la mugre que hay, contando desde la puerta, que parece de derribo...
Pienso que a muchas empresas de este ramo les viene bien que no haya inspectores suficientes para tanta empresa montada deprisa y corriendo. Franquicias que solo les interesa acumular pasta. La mierda es parte del decorado. Alguna que otra cucaracha ha salido a recibirte cuando has entrado a mear y con el mismo traje rojo. Porque esa es otra... mucho cambio de guantes pero tanto sirven para prepararte la tostada como para levantar una caja o cambiar el barril de cerveza.
En fin
son cosas que te salen al paso y piensas si la Naturaleza no te está eligiendo como Ente saludable y sanote y longevo existencial.
Desde luego... si no he muerto ya después de todos los centros de 100Montaditos, es seguro que el sistema inmunitario lo tengo por las nubes.
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