como bombas de racismo. Bombas telemáticas contra el objetivo masculino y, por ende, el patriarcado. Una escusa como la tuvieron los nazis para esquilmar a millones de personas por el simple hecho de gobernar el mundo. Un mundo constantemente manipulado por las fuerzas oscuras de los judíos sionistas. Soros es una rata infectada de peste que la va extendiendo a medida que se reúne con las feminazi para expandir la enfermedad. Y ellas han picado el anzuelo y siguen los mandatos de semejantes reptilianos. Reptiles adoradores de un dios que vive en las cloacas del averno interno terrestre y que salen a la luz... a través de los edificios de la Santa Sede Católica y de los lupanares religiosos de los Himalaya. Un dios amorfo que debilita nuestras mentes confinándonos a una idiotez constante y sin derecho a rebelión masculina.
Se están posicionando desde pódium de oratoria en las universidades autónomas, que son los garantes de una desinformación sin justicia. Y, lo curioso, es que está afiliando a los homosexuales y demás componentes masculinos del movimiento LGTBI. A estos últimos desde bien temprana edad.
Día sí y otro también, les dan permiso de oratoria cargando impunes contra los machos que aún continúan siéndolo. El resto han perdido su condición por la que nacieron.
En fin,
que hoy están dale que te pego luchando contra las huestes que no presentan batalla por estar obnubilados por sus groseras experiencias sexistas.
Adoradores de Satán congregan a todos los adeptos para luchar contra el Dios que nos dio la vida. Otra vez se repite la historia de los aliados de Lucifer contra el Creador. Los aliados se encuentran entre las siglas LGTBI y las feminazis.
¡Qué bonito!
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