El Juez Peinado es un cachondo mental. Nos quiere hacer creer que la señora del primer ministro español está implicada en asuntos mafiosos, y eso no se lo cree ningún español. Que nos digan que Sánchez está implicado en todos los asuntos políticos fuera de la legalidad... así sí. Ahí sí que nos creemos lo que nos puedan o quieran decir de Sánchez..., pero de su señora... vamos ni en sueños. Pues parece que sí que van a tener razón aquellos que, mediante las pruebas pertinentes, la señora Gómez está metida en cuatro casos a cual más escandaloso. A mí me perdonáis pero me cuesta mucho darle la razón al juez Peinado.
Si hay alguna cosa por la que se le pueda imputar delito alguno a Sánchez es por ser tan guapo. Y todos los problemas que tienen Sánchez desde que está en política es por su personalidad. Ahora entiendo por qué nadie de la bancada zurda le lleva la contraria a su presidente de formación. Es evidente que la planta que nos muestra el presi lava cualquier cosa que pueda llevar a cabo para su beneficio o para beneficio de la familia o para beneficio de los amigos. ¿Y qué?, si no lo hace él lo hace otro de otro partido. Es mejor que lo haga él porque su porte macarrón así le justifica cualquier causa mafiosa que pueda salir de su linda cabeza.
Por esto es por lo que la parte contraria a la primera parte no aguanta los celos que le tienen a Pedro. Dónde va a parar la etampa de Sánchez con la de Feijóo. Este segundo rabia de celos cada vez que le ve sentado frente a su persona. Cosa que no le pasa con Abascal por ser más rudo en sus modales. Pero creo que es Abascal por sus modales el que más le gusta, le babea, el presi.
Creo que a nuestro presi le gusta le peguen cuando hace sus cochinadas. Tal vez, puede, ser el motivo por el que él y Marlaska están contra las porras en la calle, habiéndolas en los lupanares. En las saunas gays.
Hace falta ser mendrugos y también parecerlo. Porque hasta este momento de la historia política española no ha habido ni un solo político que nos haya demostrado un síntoma de... o cualidad funcionarial. Más bien están en reposo mental o no terminan de creerse el puesto que representan. ¡Qué pena!
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