escuchar a uyna feminista de este calado nos hace quedar, a los hombres, fuera de toda sospecha de maltrato hacia el otro género. Más bien nos aligera del peso de que todos los hombres somos malos por naturaleza. Con especímenes de este calibre ni siquiera las hembras tienen asegurado el linchamiento entre ellas. Da vergüenza ajena ver el estado desmembrado de su cuerpo y la falta de supositorio tranquilizador. Solo nos faltaba las clasificaciones de género para tener al resto de mortales cazando moscas a cañonazos.
No me puedo imaginar a la persona que haya elegido a este portento de la feminidad y el comportamiento. Da pena que una persona se pueda exponer ante el mundo mundial, pensando y comportándose de esa guisa y mofa.
Por favor,
dejad al mundo que siga su camino dedicado a la ética y la moral y asumanos todos que esto ha sido lo que desde siempre han predicado nuestros maestros y la Iglesia. Salirse de esto es ir degradando la verdadera esencia del comportamiento y la razón.
No permitamos que degraden la esencia de la convivencia por ideologías del comportamiento. De este singular sentido, se limita la expansión de la mano de profesionales del lenguaje y la literatura.
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