a este tipo le hizo la boca un duende. Un duende de las cloacas escatológicas de las historias de bandidos y escaramuzas. No hay un solo día en el que, el muchacho, se las arregle para, bajo la guía Michelín de la mentira, consolar a un grupo de subalternos de la danza y la palma, en tablaos flamencos. Hay que estar muy ducho en el lenguaje de la mentira ("Decir deliberadamente lo contrario de lo que se sabe o se piensa que es verdad con el fin de egañar a alguien") para apoder dialogar sin que el contrario, note, la intención de la mentira. Para ello se ha de estar muy preparado. Se deben de haber dado clases particulares con, la particularidad, de mantener los gestos, las manos, los deseos, muy ajustados, para no delatarse en el empeño. No todo el mundo puede mentir dado que, la psique guarda contrariados métodos para proyectar la mentira bajo varios efectos externos visibles. Este personaje cada vez que miente se queda igual de estático que cuando empezó a mentir. Tal vez, la mandíbula apretada, sea un signo vital de la mentira.
En todo caso
sería muy conveniente de que este personajillo sea quitado de su lugar y presencia de España.
No ha habido otro más subjetivo a la hora de gobernar.
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