lunes, 23 de noviembre de 2020

Esta la pago yo...

 

Ha dicho el papa Francisco refiriéndose a la vacuna del Covid-19. Para América Latina. 
Han precisado que sea inyectada a la población más desprotegida, pobre o vulnerables. 
La Banca Ambrosiana le ha respondido con un corte de manga y el gesto de: "hágase una pajita, mientras tanto, Eminencia. 
La vida a Juan Pablo I le vino de la querencia de cambiar el sentido de la Banca del Vaticano. Un buenista en la Silla de Pedro. De normal, los buenistas de la Iglesia, suelen caer bajo la soga o cicuta del herbolario. Que, por cierto, debe ser uno de los mejores herbolarios, que hay en el mundo, con las más eficientes plantas venenosas. No me explico como siguen cayendo Papas bajo la poción mágica del té.
Total,
que el Papa va a repartir un mogollón de dosis de vacuna a los pobres de Sudamérica con la sana intención de mandarles a la presencia del Padre Celestial. Y qué mejor manera que aprovechar la sangría pandémica para introducirles la pócima mágica del doctor NO.
No sé cómo no nos hemos dado cuenta antes de que el Vaticano en pleno es una máquina de destrucción masiva. Es la argamasa que utilizan todos los miserables del Grupo G, para vaciar de contenido y continente el planeta de miserables ciudadanos. ¿Para qué cojones tenemos ciudadanos que no sirven para ganarse la vida por ellos mismos, que tienen que recurrir a la madre Iglesia o al papá Estado?
Los efebos, Iglesias y Sánchez, cuando no están siendo utilizados analmente por sus héroes de dibujos Soros y Zapatero, se dedican a llevar los recaditos a Franc, de quien vive y quién debe morir. Porque, así como ellos asisten a las reuniones del Grupo de mariquitas, también la Iglesia está presente. La Iglesia tiene que estar integrada con todo tipo de indeseables, asesinos, cobardones, tratante de negros y ongs de contrabando de hombres, mujeres y niños, para burdeles de Europa, Rusia y China. De ahí que, la Ambrosiana Banca Vaticana sea la más fuerte mundialmente. Con ánimo de lucro, como paraíso fiscal.
Por ello que,
al Papa, le ha dado un subidón del carajo y ha exclamado: "Esta la pague yo, me cague en Deu". Y el mundo se ha postrado (culito en pompa) de hinojos por si había bajado Dios, en persona, a dar la orden. No, la orden ha partido de su emisario en la Tierra, el eminente argentino Francisco.
¡Qué yuyu, colega!
¿Estarán los latinos pobres dispuestos a ser los conejillos de indias de la abuelita lobo?
Que empiecen por Argentina.

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