martes, 1 de octubre de 2019

granjas de seres humanos

en Nigeria. 11.000 mujeres eran obligadas a quedar embarazadas para vender a los recién nacidos. Hacinadas en fábricas -no como putas- como vientres de alquiler. Cuando nacían niños les pagaban 1.400 dólares y si eran niñas 800.
Yo creía, antes de leer este episodio, que la Tierra era ya una granja humana creada por los extraterrestres para servirles de consumo, de vianda, según cuenta el jesuita Freixedo en su libro: La Granja Humana. 
Es muy posible que lo escrito por Freixedo sea verdad, y por eso, lo ha copiado en Nigeria algún tipo inteligente y comunicador intergaláctico. Esos individuso psíquicos que están en comunicación constante con los consumidores de humanos. Aunque no serían los únicos ya hace 50 años había lugares en África que te daban a comer carne humana, despiezada en la nevera industrial. Actualmente, los adoradores a Baal, también se dedican a comer a los niños en ofrendas. Suelen ser gente rica la que asiste a esos rituales tan progres.
Y yo me pregunto, ¿dónde irán a parar esos niños nacidos en esas condiciones industriales? ¿Son, acaso, destinados a la prostitución al uso de los politicos de Epstein, Trump, Bush, Bar España...? ¿Serán, acaso, destinados a ser presidentes hijos de puta? ¿Servirán de ofrenda a esos dioses paganos? ¿Los comprarán los chinos para exponerles junto a los perros que asan -al momento-, en los puestos callejeros? 
Alguien debería tomarse la libertad de averiguar qué cojones hacen determinados individuos sueltos cuando deberían estar enjaulados.
Alguien debería estar -lo suficientemente despierto- para saber cómo se mercantilizan esos seres por el resto del planeta. 
Hay mucho hijo de puta viviendo a costa del dolor humano y deberíamos saber quién es y cómo se fomenta las ventas. Uno de los sistemas es sacándoles en pateras y rodeados de gente mayor, que, una vez llegados a tierra, desaparecen por arte de magia. Los negreros y los barcos ONG de la Iglesia. Ese es uno de los sistemas más sutiles para hacerse con carne fresca y sin manipular. Niños vírgenes y sin enfermedades. A los curas les gustan así...: para sus ofrendas pascuales. Creo que también -algún que otro heterodoxo- pertenece a la Liga de los Hombres Gay.
De puta vergüenza. 

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