viernes, 19 de junio de 2015

vello... sí, vello... no.

Volvemos a los tiempos. ¿Cuales? A los tiempos en los que el vello era bien visto en hombres y mujeres. 
Ésto sucede como en todas las cosas. Las modas surgen y resurgen y vuelven a los orígenes porque no hay capacidad de idear más novedades en tan poco tiempo. Y entendemos que los modelitos que surgieron en una època X, vuelvan a llevarse porque quedaron muchos stops en los almacenes y hay que venderlo. El que las mujeres retornen al vello, supongo, es, por motivos más de salud que de estética, expresamente porque el vello impide que nos entre el sudor en los ojos o se nos introduzcan determinadas bacterias por los orificios naturales. Y, porque, a mi entender, nos hace más humanos y menos muñecos y muñecas, del todo a cien. Tampoco hace falta que vayamos enseñando a todo el mundo que tenemos o no... vello corporal.Es evidente que aquellos tiempos de Pajares y Esteso y las suecas... ya no volverán, ¿o sí?
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Esto sí que va a ser lo último en moda planetaria. Desde que los reptilianos están moviendo los hilos de la cultura y la economía de todo el planeta es evidente, natural -y diría-, ejemplar, ponernos a la altura de los que nos edificaron... en un momento de nuestra historia. Es evidente que nos separamos de los ADN de nuestros padres y vagamos sin rumbo y sin identidad física -y al menos-, que nos relacionen con ellos. ¡Menos mal que salimos de las hebras (12) de nuestro padre Annu! Así, pues, es normal, que nos vayamos metiendo aros y bolas por todo el organismo para parecernos a nuestros primeros padres: Adan y Eva,reptilianos; y que tanto echamos de menos  por cabroncetes y camaleonicos.

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