miércoles, 24 de junio de 2015

noche de San Juan

y otras fiestas de guardar.
Fiesta pagana o de brujas o aquellarres, donde el fuego, el sexo, el botellón y las drogas al montón o mogollón, se ha visto enturbiado por la agresión a un individuo, con botella en mano. Total, no ha faltado nada. Un desarramiento de sangre en invocación a los espíritus del bajo astral.Y así, de esta manera, son ejemplos las corridas de toros; en el lanzado de la cabra del campanario; del desmenbramiento o arrancada de la cabeza de un pato u oca u otro similar: atándoles del cuello un cordel del que jalan los jóvenes, al lanzarse al agua, agarrándoles de las patas; o, como en este caso, acoplándole dos antorchas en los cuernos a los toros por la calle. Aberrantes espectáculos-tortura, donde la sangre es el premio para mentes psicópatas, ansiosas de ver sufrir hasta la muerte animales inocentes, elegidos para ser masacrados con dardos, lanzas, palos, rejones o ser lanzados al mar, sus cuernos quemados con yesca en plena noche hasta volverse locos de tanto terror, mientras los mozos se corren de gusto disfrutando con la mortificación, con el dolor de seres nobles, que han venido a la tierra para vivir con dignidad, para ser felices, pasar los escasos años que dura la vida disfrutando de la magia de haber nacido.

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