El dispositivo, llamado Thync cuesta $ 299 y acaba de ser lanzado al
público.
Proporciona “calma o energía según la demanda”, mediante el uso de
neuroseñales para activar los nervios y cambiar el estado de ánimo de
las personas.
El artefacto está controlado por un smartphone. El cambio de ánimo
tarda hasta una hora en producirse, pero los efectos pueden prolongarse
durante mucho tiempo.
¿Esto sienta las bases para futuros artefactos que manipularán el
estado de ánimo de las personas y que podrán ser controlados por
terceros, mediante un smartphone?
¿O quizás estamos ante el primer ejemplo de drogas del futuro,
basadas en la manipulación electromagnética del cerebro mediante la
creación de estados de ánimo inducidos?
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