viernes, 5 de junio de 2015

Albert Rivera

al borde de un ataque de nervios. La formación que iba dar ejemplo de ejemplaridad -valga la redundancia-, se ha convertido en un conejillo al que todo el mundo quiere cazar... y no expresamente para jugar con él a hacer política. Rivera se le han saltado los ojos y ha llorado lágrimas de placer, cuando le han alzado a los altares como una alternativa a la derecha. Sin embargo, por la boca ha escupido estupideces que a mucha gente le ha olido a ajo podrido, con el consiguiente alejamiento del ajo y del lugar del ajo: Ciudadanos. Y por desgracia para todos aquellos que se habían dejado influir y conquistar por tantos y tan guapos muchachos de las nuevas generaciones... se están dando cuenta que nosotros no somos como los americanos que nos dejamos influir por una cara bonita. Y ni tan siquiera por una chica joven de buen ver. Porque nos hemos dado cuenta que aquellos que nos vendieron la vespa en el pasado también disponían de caras bonitas (no todos) y nos llevaron al huerto de la rapiña, el despilfarro y la venta a trozos de la España de los españoles; a los que estos majaderos no han pertenecido nunca... ni pertenecerán. Habida cuenta que los españoles están -aunque poco- espabilando de tanto mamarracho que sale en antena engañando como lo hizo Rajoy, hace cuatro años. De este modo la ciudadanía le ha dado la espalda por mucha luz al final del túnel que el individuo en cuestión ha visto... a saber qué fué lo que se chutó para ver la luz al final del túnel. No debería estar muy lejos de lo que se tomó o esnifó Zapatero cuando vió brotes verdes. Ambas cosas no suelen verse o verlas... personas en un estado de normal laxitud...
Como tampoco solíamos ver tanto chupóptero junto hasta que llegaron las votaciones municipales del 24M. ¡Aves de rapiña, es lo que son todos estos mamelucos con pieles de españoles!

 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lobos con piel de cordero

Anónimo dijo...

Lobos con piel de cordero

José V. Navarro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.