Hace mucho tiempo que esa palabra entró a formar parte de mi bocabulario. Un día, en el que tuvimos que hacer huelga 200 individividuos con contratos temporales y sueldos de mierda, en pro de los indefinidos de hacía cuarenta años en la empresa. Sin embargo no me importó y asumí el que me echaran de la empresa por secundar la huelga. Desde aquel día, también comprendi la poca predisposición que tuvieron los sindicatos con los 200 que fuimos a la calle por apoyarlos.
Al correr del tiempo he comprendido que los sindicatos y empresarios eran lo mismos. Comian de la misma holla. Que era verdad que un esquirol es aquel que trabaja cuando los demás están reivindicando el derecho de todos a mejoras laborales y por tanto monetarias. No olvidemos que si se consigue cualquier mejora laboral y salarial es conforme al convenido estatal y colectivo y es para todos. Sin embargo cómo se podria llamar a que los sindicatos reciben dinero del estado, al igual que las CEOE: vendidos y comprados.
Ahora en el siglo XXI la figura de esquirol se va enfriando y derritiendo como chocolate al sol. Y es porque cuando el conocimiento entra en las mentes de las gentes, la propia conciencia dirige los designios de las personas y dejando el calor de rebaño se va convirtiendo en el perro guardián. No se puede vivir toda la vida de la mentira porque como siempre se ha dicho: tiene las patas muy cortas.
Sindicatos: debéis definiros por quién dobláis las campanas y no medrar entre dos amos: Dios y el diablo.
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