España ha sucumbido al estropicio político como la hoja sucumbe a la llegada del otoño. Es muy significativo que a los españoles no nos hagan caso nuestros propios presidentes generales y autonómicos, y sean los extranjeros los que se personen en las televisiones amonestando a nuestros sufridos dirigentes. Son los propios españoles los que se tiran por la ventana de sus domicilios ante los desahucios y son los extranjeros los que se llevan el beneplácito de los centros de ayuda ante cualquier problema que puedan presentar. ¿Qué estamos haciendo mal los españoles? ¿No sabemos enfrentarnos a los problemas que nos acucian? ¿Somos nosotros los que pagamos todos los impuestos habidos y por haber y son otros los que se benefician de ellos sin ningún tipo de miramiento y sin derecho a pataleo?
¿Qué estamos haciendo tan mal para nosotros y tan bien para los que vienen a llenarse los bolsillos a nuestra costa?
Compras de viviendas de 200.000 euros para personas que vienen sin ningún tipo de recurso, sin dirección reconocida, con avales de otros que a su vez han sido avalados por otros, etc., etc. y ante los impagos son presentados por ONG, hechándoles la culpa a nuestros políticos y banqueros de sus malas gestiones a la hora de no haberles dicho lo que el destino les tenía reservado. Españoles en la puta calle y extranjeros recuperando sus pisos o sus dineros. Esto no hay Dios que lo pueda entender o digerir.
¡Españoles, vuestros hijos serán los sirvientes de los emigrantes sudamericanos y africanos! Si estáis conformes dejar las cosas, entonces, como las llevamos.
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