martes, 23 de julio de 2024

no se me recalienten

 

en España estamos alcanzando temperaturas de fiebre. 40 grados y subiendo. Lo anormal en España, por zonas, por el cambio climático. Ese cambio climático tan recurrente para justificar cantidades ingentes de pasta, cara al bolsillo de los ciudadanos trabajdores del mundo. Ese cambio climático al que quiere toquetear Bill Gates: como heróico hombre al servicio del globo terráqueo. Es decir, hace millones de años que el Sol alumbra la Tierra poor todas sus partes y resulta, que, Bill Gates lo ve como mal fusionado. O fisionado. Algo no estuvo bien a la hora de crearse esta parte del universo que aglutina la Vía Láctea. Y si la Vía Láctea estuvo mal ideada pues... todo lo que existe dentro de ella (imagino) estará igual de mal.
Es verdad que Dios reparte sabiduría y dinero a quien le sale de los cojones. Pero, al menos, podría fusionar el dinero con la intelectualidad o la inteligencia. Estamos llegando a neones de idiocia, por metro cuadrado, muy espectaculares. Contando, claro, en esas clases sociales que nos gobiernan por dinero.
No hace falta ser muy intelectual para saber que la temperatura de nuestro cuerpo está en los 36,5º, y lo soportamos sin ningún argumento de peso que alguien tuviera refutar por existir termómetros que nos miden esa temperatura interna. Si el termómetro situado en las avenidas, plazas y calles de nuestras ciudades nos anuncian temperaturas de 30º, 35 º, no es para desgarrarse las vestiduras porque está por debajo de nuestra temperatura corporal. Tampoco es para arrancarse las vestiduras y ponerse cara a su cantidad el astro, pero, tampoco, para arrancarnos la piel por tener cinco grados exterior, menos que en nuestro interior. 40 grados tampoco es que vayamos a temperaturas como las que padece Rusia u otros asentamientos europeos. No hay ni un solo europeo que haya venido a España a quejarse del sol. Más bien se pueden quejar de falta de cerveza pero al precio que la tenemos... es un suicidio como el balconing.
Por favor
dejemos de quejarnos del tiempo y quejémonos del gobierno que no hace otra cosa que sacarnos la pasta para paliar la venganza que tienen contra nosotros: los ciudadanos laboriosos. Que se pongan a trabajar, en serio, y nos dejen en paz que no necesitamos más tontos por metro cuadrado que los que somos.
Que tampoco necesitamos niñeras, a estas horas, para que nos lleven de la mano al precipicio, como a borregos al matadero.
Esperemos que la justicia ponga a Sánchez a caer de un burro y nos lo lleven a vivir con Putin a su putinesco país. Tan amigos que se han hecho de Putin no hay que llevarles la contraria y al enemigo puente de plata. Ahorrémonos esfuerzos que no nos llevan a ninguna parte y seamos conscientes que nuestra opinión también cuenta en este país llamado España.

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