martes, 16 de julio de 2024

encontrar un corresponsal de este calibre


 
no debe ser fácil. Tal vez, por eso, le han buscado como primicia para las noticias del atentado contra Trump. 
Si hubiera sido Trump, un mínimo perceptor extrasensorial, no hubiera permitido que este periodista diera su noticia del atentado, ni que sus guardaespaldas le intentaran afixiar por si le quedaba un soplo de vida de lo que no hiciera la bala. Hombre, ¡lo mejor de la seguridad no la tenía Trump en ese momento de máxima alerta en un mitin a cara descubierta! Seamos sinceros. No cabía un cuerpo más gordo entre todos los asistentes al mitin que los portados, en sus cuerpos, la policía estatal. Y, encima, tienen pegas de cómo sacar a un VIP, en momentos como los vividos por el Candidato. Yo los despediría como guardaespaldas y los deportaría a Cuba.
La máxima alerta ha sido una chapuza orquestada por la seguridad personal y la estatal. Todo el mundo siendo olisqueado hasta en las partes más íntimas de sus personas y, resulta, que el francotirador lo tiene Trump justo enfrente, a 150 metros, de su posición de orador. Conociendo esto me da la sensación de que alguien quería quitarse de enmedio a Trump. Como siempre que ha habido un atentado contra otro candidato a la presidencia de gobierno. Sobre, todos, en Estados Unidos. En otros países son los mismos candidatos contrarios los que sacan el arma y disparan contra el opositor. Así se ahorran tener que estar al cuidado de si este o aquel, killer, contratado, llega tarde al evento.
Es evidente que el mundo es un deseo de poder y, éste, se encuentra en una sola silla. Y, además, la silla del poder trae otros dos trofeos que ya los utilizaban los reyes egipcios: Dos llaves: <<la del Alto y Bajo Egipto>>. Las llaves de San Pedro. Las que abren lo malo y lo bueno. Y tan es así, que, el bueno de Biden, se echa la culpa por haber soltado, en un mitin, la palabra: "Diana". Puede estar senil pero, aún, le queda un poco de conciencia mística.

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