pendientes de que los lladres se llevaran, por fin, el coche que les gustara robar. Qué, ahora, no se llama robar si tu coche no está en el sitio donde le aparcaste con anterioridad: se le llama cambio de lugar. Es decir, vives en Valencia y, a alguien, le da por cambiarte el coche, de plaza, a Alicante, por que sí; porque el individuo tenía ganas de hacerte un favor y no sabía, bien, cómo hacértelo. Hombre, dentro de la provincia está..., -es todo un detalle si tienes que ir a recogerlo... -es una forma de hacer que la gente viaje de improviso, al improvisado lugar donde te lo aparcaron. Pero, claro, nada que ver con tu ciudad y, menos, con las putas ganas que te van a quedar de gastarte la pasta para desplazarte.
Es una forma bonita de decirte que: si te lo han aparcado bien, no lo volverás a ver hasta que haya una falla y vean que, tu vehículo, estorba, para poner las carpas cierra calles.
¡Toda una broma de los desprotegidos ladrones, de coches y bicicletas!, que, por cierto, no son los rumanos, marroquíes, quienes se las llevan..., sino, nuestros queridos hispanos, con furgonetas de alquiler.
Verdaderamente, los sociatas de las distintas provincias españolas están dándonos por el culo todo lo que pueden y más... con traernos a toda esta gentuza que pulula por las calles como almas en pena, o se recolocan en las puertas de los supermercados pidiendo como santos de devoción al estómago.
Y yo me pregunto: ¿qué hacen tantos ilegales, a los que se les ha hecho legales a base de darles una paguita, pidiendo en calles y plazas, si ya tienen una paguita del Estado provincial?
Pues la respuesta no puede ser más contundente: Hacernos cabrear, sacarnos de nuestras casillas, para que puedan llamarnos xenófobos u otras lindezas más.
Por favor señor Puig
enseñe a los indocumentados la línea marcada por las pateras y las ONGs inductoras de trata de seres humanos. Que cada cual, procure, de sus dirigentes los medios necesarios que piden en los países de acogida. ¿Qué hace el rey Mohamed, siendo la tercera persona más rica del mundo, tirando al Mediterráneo, a sus ciudadanos, con la intención de que se hundan en las profundas aguas y quitarse, así, de un problema de población. Todo un bienhechor real, viviendo en un castillo en Francia. ¡Qué buena persona, es Mohamed!
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