no me extraña que Federico J. la emprenda contra los miembros listillos del Pp. Y es que estos son tontos hasta decir ¡basta! No me extrañaría que el PP tuviera problemas de votos en las próximas elecciones, algo que no me perjudicaría, en absoluto, dado que no tengo privilegios por formación política alguna. Pero es que, cuando ves un partido que lo ha tenido todo y por sus desganas y dejadeces se queda sin nada, te dan ganas de abofetearles en las plazas públicas; cosa que se debió haber hecho con Mariano R. cuando, despreciando a sus votantes, dejó el escaño y se fue de puterio gay.
Desde la descoyuntura de (M.R.) todo ha ido hacia abajo, hacia el precipicio, a una velocidad de tornado, y aparece el estirado de provincias a poner orden en un partido desmembrado e intentando terminar con la única que queda en pie y que mantiene la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Que, por cierto, es la única que tiene bemoles para decirle al memo del presi del gobierno: que nunca cuente con ella para, absolutamente, nada. Y aquí aparece el galleguiño a ponerse a los pies de Sánchez, cual escudero, a echarle la mano a la izquierda para que no se desplome y dure mucho en el poder, porque, en la oposición, se encuentra muy agusto el PP.
Miren...
verles juntos dándose la mano protocolariamente según los niveles a los que nos tiene acostumbrados el Psoe... es para echarse a llorar o no parar de reir hasta que se le agote a uno las fuerzas.
Algo que no se me borrará de las retinas es el viaje que hizo el presi para visitar a su homólogo presi de Cataluña. Ese recibimiento, a lo Xi Jinping, con alfombra roja y cabeceo a la bandera catalana, me produjo tal desasosiego que, aún, me levanto de la cama meado de la risa que me produjo semejante nivel de tontuna política.
Hombre,
si ello tuviera un resultado para la economía, para la marcha total de España, pues lo veríamos como un juego para estos pajes...; pero, caballeros, son dos idiotas haciendo cosas de idiotas. Lo mismo que ha hecho Feijóo viniendo a Madrid, de provincias, para demostrar que sirve para algo más, que, para pasearse por su feudo en igualdad de español que en las aulas catalanas. ¡Qué hubiéramos tenido que hacer los españoles de haber recibido a L'Estirp de la Sang Reial, monsieur Torra!
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