Psicomanteum, puede traducirse como la adivinación o conocimiento del alma …
Pero ¿qué es el psicomanteum?
Psicomanteum, puede traducirse como la adivinación o conocimiento del alma o a través de esta.
El
psicomanteum es la práctica que provoca estados alterados de conciencia
consistente en la proyección del inconsciente mediante el acto de
concentrar la atención en u objeto reflectante.
Tal objeto puede ser un balde con agua, una bola de cristal o un espejo. “Espejito, espejito…”
El objeto ha
de situarse en una habitación, que ha de estar provista de un
mobiliario que permita la comodidad del individuo, tenuemente iluminada.
Mal comparado, tal habitáculo podría compararse con una primitiva
cámara de privación sensorial. Tanto es así que en la antigüedad se
empleaban complejos subterráneos de trazado laberíntico.
A tal punto,
salón de mi casa es un gabinete psicomántico. Gruesos cortinajes
impiden el paso de la luz. La pared opuesta a la ventana, forrada de
espejos. Velas o lámparas de luz atenuada, junto con una chaiselong
hacen el resto.
El fin de
tal preparación es la de anular, en la medida de lo posible, los
estímulos cotidianos que en estado de vigilia nos impiden tratar con
nuestro inconsciente.
De antiguo
se recoge esta práctica. En la antigua Grecia era conocido como el
oráculo de Muertos. Homero, Herodoto, Plutarco y Platon, ya la
mencionaban. En diversos grimorios aparece tal técnica bajo el nombre
del espejo del rey Salomón (consistente en una habitación oscura
provista de un espejo flanqueado por dos velas encendidas). Y diversos
personajes de relieve, como E. Allan Poe o Abraham Lincoln han
practicado, junto con el consumo de sustancias, tal maña para
comunicarse con almas descarnadas o tener visiones sobre pasado,
presente y futuro.
Entre los
aztecas se utilizaban espejos de obsidiana tal como el que adquiriera
Jhon Dee y que recuperase Aleister Crowley; los chamanes de Siberia,
empleaban espejos de cobre bruñido y los brujos del Africa negra,
recipientes con agua, como Nostradamus; los tibetanos usan lagos claros;
en el Antiguo Testamento aparece José interpretando los sueños y
teniendo sus visiones proféticas merced a una copa de plata, que las
amas de casa sabrán que por sus características ha de estar siempre
pulida; en la Europa medieval y en la India empleaban una gota de aceite
en la uña del dedo pulgar, cuando no, discos de metal pulimentado con
un punto negro en el centro, etc.
En nuestros
días, la práctica del psicomanteum ha sido recuperada y se emplea en el
campo de la psiquiatría. Raymond Moody –autor del libro best-seller Life
After Life (Vida Después de la Vida)– ha desarrollado una variante para
facilitar encuentros con personas fallecidas.
El diseño
del Dr. Moody, que él llama “Teatro de la Mente”, consiste básicamente
en una habitación poco iluminada donde se coloca un espejo a un ángulo
tal que la persona sentada no pueda ver su propia reflexión. Es decir,
en condiciones de privación sensorial parcial.
Cosa que me
parece lógica, pues observar el propio reflejo en tales condiciones
durante cierto tiempo, puede ser una experiencia aterradora. Sobre todo a
la luz titilante de una vela. Uno puede ver como su rostro se
transforma, como lo hace el espejo y como lo hace la habitación, de una
forma tan vívida, que por real, se vuelve siniestra.
Según el Dr.
Moody, tal cual aparece en su libro Reunions, el 50% de los
participantes en estas sesiones experimentan un encuentro con una
persona amada. Muchas personas también reportan tener visiones
tridimensionales después de estar media hora en el psicomanteum. Cosa de
la que doy fe en base a mi propia experiencia, la cual me obliga a no
recomendar esta práctica si no se está acompañado de un profesional o si
el momento psicológico no es óptimo.
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