Hace mucho tiempo que no se habla de la Síndone o Sábana Santa. Aquella tela que, supuestamente, cubrió el cuerpo de Jesús una vez bajado de la cruz. Todo en la vida del Maestro es una pura fantasía, porque no cuadra con ninguna costumbre de aquellos tiempos, en esos lares. Jesús no se casa, cuando era lo normal. A Jesús le señalan cosas que son más de mago que de profeta. Jesús mata y resucita. Si Jesús hubiera nacido en tiempos de la Santa Inquisición le hubieran quemado, torturado, enjuiciado, por todo ello... menos por blasfemar contra el papado.
Pues bien, aparece en escena el causante de la imagen plamada en dicha sábana. Se supone que la Síndone es obra del maestro Leonardo da Vinci. Y, debo decir, que si se mira bien la cara del maestro Jesús plasmada en la tela... se presupone o superpone la cara del maestro de Vinci. No me extrañaría nada que fuera Leonardo quien pudiera hacer semejante brujería plasmando el cuerpo en esa tela. Porque son pocos los pintores que podrían igualarle, por su conocimiento de las medidas, la fisonomía humana, la anatomía humana.Y, porque, el semblante de la pintura es más cercana a nuestro época que a hace 2000 años. Un símil lo tenemos en las fotos de personas de hace 60, 70, 80, años; que al paso del tiempo han sufrido una aceleración evolutiva: "los hijos evolucionan a los padres".
Lo que me sorprende es que tachen a Leonardo de jesuita, cuando realmente la figura que le interesa es Juan Bautista. Todas las figuras que ha plasmado en tela... en sus telares, sobresale más la cara del Bautista. Él se considera juanista, y me sorprende, que pudiera imitar a Cristo en la Sábana Santa. Es que es algo que se me escapa de mi entendedera. Leonardo ve en Juan Bautista al verdadero Mesías, ¿cómo es posible que en la Sábana se copie a sí mismo imitando a Jesús? Sobre todo, porque, Jesús como hijo enviado por el Padre, tiene su oponente material en Bar Abbâs, pero que significa "el Hijo del Padre". Jesús representa el espíritu y Barrabás la materia. Los oponentes que representan todo lo creado. Y, sin embargo... Jesús es el hijo de Dios y Barrabás es el hijo del Padre. Ambos, la representación del Creador en la Tierra. ¡Curioso! Y lo es porque siempre estamos duchos en diferenciar el bien del mal cuando ambos, dos, están plasmados en la Naturaleza. Sin este equilibrio de fuerzas, positivo-negativo, nada existiría. Por tanto debemos comprender que Dios -en su plano igualitario, equitativo-sereno- es bueno y malo a la vez.
Algunos estudiosos consideran también la posibilidad de que toda la
situación respecto de Barrabás no habría ocurrido realmente, sino que
sería un añadido literario a la historia, para constituir una parábola.
Se indica que la elección entre uno u otro prisionero, si es retirada
de la historia, no altera el curso de los acontecimientos. En este caso,
la historia habría estado presente en los textos originales en arameo,
antes de su traducción al griego.
Un posible motivo para añadir a Barrabás habría sido el de crear una
contrafigura opuesta a Jesús, que estaría preso por alzarse
violentamente en contra del Imperio romano, mientras que la resistencia
de Jesús rechaza por completo la violencia y predica el dar la otra
mejilla. La situación obligaría al lector, o al oyente, a tomar partido
por uno u otro, y decidir qué forma de proceder es realmente la que se
corresponde con Dios. Esta opción, haría de Barrabás el mesías guerrero que algunos judíos esperaban, un zelote, para que los librase de los romanos, prefiriéndole al mesías pacífico, Jesús de Nazaret.
Barrabás podría ser también una alegoría de la humanidad. La
liberación del pecador Barrabás podría representar la liberación de la
humanidad del pecado original de Adán que tuvo lugar con la crucifixión de Jesús.
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