los políticos se van de vacaciones. Están cansados de tanto curro como les damos los españoles. Lo que no saben o sí, que a nosotros nos da vergüenza ajena que se paseen por nuestras calles y nuestros litorales a tomar baño, sin saber bien para qué sirven y para qué se les vota. Y, ahora viene la pregunta a los ciudadanos: ¿para qué votáis? Si las únicas papeletas que sirven son las de los enchufados, los mamones y los gays. Mariano se va a su tierra, ¿a qué? A reflexionar: -dicen algunos. A reflexionar..., ¿qué? Por favor, que se vaya y no vuelta. El Pedro se se fue a tomar... por el culo, en las playas españolas, como si no tuviera todo el año para enseñar su pajarito. Y el resto de mamones están intentando meternos en la cabeza que sin ellos la cosa no funciona. Y es verdad que la cosa no funciona, y no funciona... porque son unos ineptos y porque se acumula la ineptitud en proporcionalidad a la cantidad de masa encefálica multiplicada por los señores diputados, ediles, y mangurrinos, en general, que no saben por dónde menear la perdiz. No lo saben. No saben qué hacer para que el país no se levante y les denuncie por dejadez de funciones. En cuyo caso sería conveniente poner al Rey en firme y que tome las medidas cautelares, urgentes, para el buen funcionamiento de la Nación. En caso de seguir en este desaguisado que capitulen todos, y se buscan nuevos candidatos. Ya sabemos que los que tenemos no sirven para llevar el país ni para negociar. España no va bien. El paro es descomunal; el empleo, precario; los
sueldos, ridículos. Los trabajadores son esclavos. Las trabajadoras
saben que se ha restablecido el derecho de pernada de los jefes y
encargados, y van con el chocho en pompa, como las gallinas*. La
economía no se está recuperando más que para los capitalistas, los
especuladores y los ladrones. La educación de la juventud no presagia
nada bueno: los jóvenes de menos de treinta son una manga de gilipollas,
tatuados hasta parecer tapicerías, y hedonistas hasta el mongolismo,
que andan por ahí cazando pokemones. Nuestros médicos formados huyen a
escape por las fronteras, mientras miles de indocumentados con títulos
falsos nos atienden en los ambulatorios.
La dignidad nacional, en fin, no existe. Porque tal dignidad colectiva nacional es suma de las dignidades personales de cada uno de sus ciudadanos. Y los españoles, ni tienen dignidad, ni saben sumar. Anda y que os den por culo a todos. Sois como el perro del hortelano que ni come ni deja comer.
La dignidad nacional, en fin, no existe. Porque tal dignidad colectiva nacional es suma de las dignidades personales de cada uno de sus ciudadanos. Y los españoles, ni tienen dignidad, ni saben sumar. Anda y que os den por culo a todos. Sois como el perro del hortelano que ni come ni deja comer.
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