el papa Franc con decir que el infierno no existe. Ahora, todo el mundo está quitando de sus vidas y desechando de sus mentes, el infierno, y dedicándose a vivir plenamente su sexualidad, que era lo que penaba o culpaba a los hombres, y les arrastraba hacia ese lugar caluroso donde individuos malos malos, llamados demonios, te pinchaban con tridentes, haciendo de tu estancia en él, poco más que una putada. Pero claro, visto lo visto y sentenciada la Iglesia a ir al infierno, han preferido hacer un viacrucis hasta allí y un pacto con el diablo mayor. Que no sé si se llamará Papa en ese lugar. El caso es, que desde que se ha destapado todo el entramado del lobby gay, en el Vaticano, todo ha pasado a ser un mero capricho de aquellos que querían aprovecharse del miedo interno..., para que ellos -la curia- pudieran vivir cómodamente de ese miedo impuesto a los feligreses y éstos, se salvasen a base de donativos que, más bien, eran como comprar la lotería para el más allá. Como resulta que los feligreses han cambiado los botellones de los jueves a los lunes, la droga que les vende el mismo Vaticano, y cada vez hay más armas por las calles que también vende la mafia vaticana, por los sermones diarios, pues como que han tenido que llamar a las almas de nuevo vendiéndoles, ahora, que el infierno ya no existe. Todo una tomadura de pelo desde hace casi dos mil años, y se quedan tan frescos. Todos ese tiempo engañando, metiendo miedo a las viejas y jóvenes con mantener intacto el imen, y ahora resulta que el infierno no existe y ellas han dejado de experimentar desde tantísimo tiempo. ¡Qué pérdida de tiempo! Todo por el infierno y el pecado. ¿Pues no bajó Jesús a redimirnos, del mismo acto carnal entre Adán y Eva, hace 2000 años? Pues a partir de ese momento ya estábamos redimidos, sin pecado, sin mácula; Él, había cargado con toda la culpa del pecado original y ya no deberíamos de temer nada. Estábamos sanados. Estábamos como en el Paraíso. Inmaculados. Pero necesitábamos de la palabra divina del papa Francisco para redimirnos más, si cabe. Necesitábamos de la palabra de un argentino, para que el mundo tomara conciencia de ese estado mental que no existía. ¡Menos mal que Franc nos ha salvado de ir al infierno! Entonces, ¿existen los demonios, existe Satán, Belcebú, Luzbel? Los exorcismos, para qué. Me temo que si el infierno ha caído, con él han caído aquellos que le daban vida. Todo se ha ido al carajo por la palabra dada de un argentino llamado Franc. Ya no tiene sentido ir tan amenudo a las iglesias, o a los templos, sean de la ideología reliosa que sean, si no es para sentarse en un banco porque estes cansado. Que sepas que no hay WC en las catedrales, y que te puedes hacer pipí si no acudes raudo al bar contiguo a la seo. Total..., ¡un desmadre a la judaica-masónica-argentina!
viernes, 13 de noviembre de 2015
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