F.L.Mirones.
Estimado compañero, permíteme que te llame así aunque yo no tenga tanto éxito y, probablemente,... tampoco tanto talento como tú.
Hemos coincidido en algunos eventos de cine, pero seguramente no me viste, eso es normal, debo parecerte un pijo insoportable, pues tú ibas con la camisa por fuera y pantalones vaqueros en actos en los que se pedía llevar traje y corbata, pero es que tú eres una estrella, y yo no. Los importantes podéis ir vestidos como si bajárais a por el pan un domingo de resaca y no pasa nada.
Estoy avergonzado por tus declaraciones al recibir el Premio Nacional de Cinematografía, citando que no te sentiste español ni cinco minutos en tu vida y que te hubiera gustado que la Guerra de la Independencia la ganaran los franceses.
Somos directores, colega, y guionistas también, por eso ambos sabemos el alcance de las palabras y su efecto.
Puedo imaginar tu proceso mental, lo que has sufrido desde que te enteraste de que te iban a dar un premio tan importante. Lo primero fue alegrarte enormemente de que tu excelente carrera sea reconocida, y a buen seguro lo celebraste. Pero enseguida, te diste cuenta de que tenías un problema: tu entorno en permanente estado de excitación política se te iba a echar encima si aceptabas un premio con la palabra Nacional, y encima entregado por un ministro del PP. ¡si al menos se llamara Premio de Cine de Enestepaís o algo similar!...
Tú querías ese premio, te encantaba que te lo concedieran, y sabías que era un impulso increíble a tu carrera con múltiples beneficios de todo tipo, , ¿qué podías hacer?.
Aceptar el premio supondría, por ende, admitir la grandeza de los que te lo conceden, a sabiendas de cómo eres en tus opiniones y en tu pensamiento. ¡Cómo te dan ese premio a tí en lugar de vengarse!l es inaudito, incomprensible para un fanático.
Además, me imagino que dar apariencia de progresista siendo multimillonario y exitoso requiere un esfuerzo extra, no vaya a ser que alguien se de cuenta. Parecer guay y del pueblo, sin embargo, no puede pasar por insultarlo. Don Fernando, un porcentaje mayoritario de la gente humilde, del pueblo de España (enestepaís para ustedes) se siente muy a gusto con su nación, ¿porqué nos insulta usted?, ¿se cree acaso usted superior al hacerlo?.
Lo valiente, lo coherente hubiera sido renunciar al premio. Eso es lo que hacían los auténticos, los que de verdad son lo que parecen. Pero usted lo quería, ¡ mi tesoro!, tu españolidad luchaba por salir porque no podías evitar estar contento.
Pero como buen creativo, se te ocurrió una solución que lo arreglaba todo, que te permitiría aceptar el premio y beneficiarte de sus dones, y a la vez tener contenta a la parroquia progresista de tu entorno.
¡aceptarè el premio pero diré algo en la entrega que me libre de sospechas de cara a la galería! ¡Solucionado!
Mas olvidaste, querido colega, que por el camino ibas a causar un enorme dolor a mucha gente que no lo merece. Se te pasó sopesar que tu solución es la más cobarde, egoísta y sórdida que podías tomar. Se te olvidó que la palabra honor existe, y que es lo más importante que tiene un hombre.
Debiste renunciar, y no elegir insultar a tus vecinos, a quien te trae la pizza, al taxista que te lleva, al farmacéutico y al fontanero que te arregla el grifo.
Queriendo ser progresista nos has faltado al respeto a todos en nuestra cara mientras te llevabas el premio a casa para burlarte de nosotros y, a la vez, disfrutarlo en la intimidad.
Tu acto ha sido miserable. Te hubiera respetado si renuncias, si hubieras sido valeroso en tu decisión.... pero así no.
Sabes bien que si haces algo similar en Hollywood, no vuelves a pisar el país sin tener problemas. Diles allí que te hubiera gustado que ganara Bin Laden o Hitler... Pero no, allí no os atrevéis.
Elegiste el camino de los cobardes, pero no creas que te vas a ir de rositas de esto. En la fiesta con los tequilas, te habrán reído la gracia, pero subir alli arriba, trincar el honor, y no mostrarte respetuoso, puede causar un daño enorme al cine español del que vivimos.
Don Fernando, lo que usted ha hecho demuestra que su próxima película la va a hacer con capital francés. Los que son como usted siempre tuvieron un nombre.
Finalmente me ha enseñado una cosa más, los directores de cine no deben abrir la boca si no es con su arte, pero lo he aprendido mal, porque en esta carta no lo estoy cumpliendo.
Está de moda la expresión ¡qué grande!, usted no lo es.
Señor Trueba, ofender a toda España no es bonito, ni educado, y deja a los pies de los caballos a su esencia como persona. Disfrute del merecido premio, sus películas son mejores que usted, mucho mejores.
Un aullido.
Fernando López-Mirones
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