Rivera, Iglesias; Iglesias, Rivera. Los hombres del momento. Los hombres nacidos del nacismo y el comunismo. Ambos dos unidos (ahora no, por supuesto; pero lo estarán en el futuro, por supuesto) de la mano del PP: el uno; y de la mano de los judios y los venezolanos: el otro. Ambos dos no tienen pajolera idea de lo es dirigir los designios de treinta y ocho millones de españoles y por tanto, debemos pensar -sin errar-, que están siendo manipulados por sus respectivos dueños. Y si subieran al gobierno, esos 38 millones de españoles estaríamos expuestos al suicidio; del mismo modo que con el PP y la Iglesia y el Opus Dei, en comandita. Venimos oyendo a la izquierda, desde hace mucho tiempo, que estarían dispuestos a someter al Vaticano -iglesia en España-, a una serie de pagos de sus pertenencias, las cuales han ido consiguiendo a base de apropiarse de ellas, en el registro civil, por falta de herederos y otras con herederos. Sin embargo, nunca, en ningún momento del mandato de la izquierda y menos con la derecha, han tenido huevos para contravenir los designios de la curia. Ahora vuelven, estos nuevos paletos de la política-, a encaramarse a lomos del jamelgo para, en elecciones, poner a la Iglesia de diana para mover votos de ciertos ciudadanos que están hasta las trancas de escucharles decir sandeces. Pero lo han dicho. Pero no han dicho la necesidad de abatir -de nuevo, al moro-, porque como dice Cañizares, Cardenal de Valencia: vienen con intención de joder a los españoles. Y lleva razón. Y ha dicho lo que mucha gente está pensando y no se atreve a decir, para que no le llamen racista. ¡A la mierda! Bien pensado es mejor que te llamen racista, que tonto el haba. Y no hay que dejarse engañar ni por los que vienen con caritas de no haber roto un plato, o, los politiquillos de Potemos o Ciudadanos.
Bien mirado..., a Cañízares, hay que llevarlo al psiquiatra lo antes posible. Esa forma de portar la capa magna de más de cinco metros de longitud, no es propio de un Arzobispo de la capital del Turia. Más bien parece un helado de fresa, que se está saliendo del cucurucho. Tanto monta monta tanto, la Iglesia como el Estado. Ruina para los ciudadanos del mundo.
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