El Supremo avala el despido de un empleado que salía a fumar sin tragarse el humo
“Tiene los pulmones de puta madre”, destaca la sentencia
El farsante aprovechaba el
momento en que otros compañeros de trabajo salían a fumar un cigarrillo
para unirse a ellos y disfrutar de unos minutos de asueto y tertulia
mientras simulaba inhalar sustancias nocivas. “Todos sabíamos que era un
jodido impostor, pero era tan divertido y ocurrente que decidimos hacer
la vista gorda”, explica uno de los compañeros fumadores del trabajador
despedido.
Al parecer, el engaño se prolongó
durante casi siete años, hasta que una discusión entre el farsante y un
compañero del grupo de fumadores acerca de uno de los postulados de
Euclides acabó de manera poco elegante. Según el testimonio de los otros
trabajadores, el comediante no soportó que calificaran de axioma lo que
él veía como un teorema, así que le arrebató el cigarrillo a su
contertulio y se lo partió en dos. Minutos después, el farsante era
denunciado ante la empresa por falsificar su adicción al tabaco y fue
despedido inmediatamente. Tras varios recursos el Tribunal Supremo ha
fallado a favor de la empresa.
La patronal cree que podría haber muchos
más farsantes entre los grupos de empleados fumadores, por lo que ya ha
advertido a sus trabajadores adictos a la nicotina que considerará
cómplices a todos aquellos que encubran a quienes no se traguen el humo.
La típica mirada huidiza del mapache,
las caladas cortas e inseguras al cigarrillo, no expulsar humo por la
nariz y la exagerada forma de coger el pitillo con las dos manos son
algunas de las señales inequívocas por las que se puede desenmascarar
inmediatamente a un falso fumador.
Encima que un no fumador no se contamina ni contamina el ambiente, no puede tomarse el descanso como los que fuman. ¡A fumar toca!
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