martes, 6 de octubre de 2015

la cabeza farola, opina.

La baronesa María Cristina Von Reibnitz, princesa Miguel de Kent y esposa del príncipe Miguel de Kent, piensa que los animales no tienen derechos y que las personas sólo tienen derechos si pagan impuestos.
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La princesa británica hizo estas afirmaciones al hablar ante una audiencia en el Festival Literario de Henley, diciendo que a pesar de que ella es una amante de los animales, no considera que tengan derechos porque no votan ni pagan impuestos.
“Yo soy una gran amante de los animales y estoy involucrada en una gran cantidad de actividades relacionadas con la conservación, pero los animales no tienen derechos. Ellos no tienen cuentas bancarias. Ellos no votan. Tenemos obligaciones. Tenemos obligaciones para con los animales, ¿pero decir que ellos tienen derechos? Ellos no tienen derechos. Usted sólo tiene derechos si paga sus impuestos. Usted se gana sus derechos”.
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Elisa Allen, activista miembro de la ONG Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA), declaró a The Times: “La Princesa Michael debe estudiar mejor el tema, en lugar de hacer una declaración que refleja la ignorancia sobre los derechos fundamentales de los animales, que no incluyen el derecho a conducir un coche. Debería opinar con precaución sobre estos temas, porque su tonto razonamiento significaría que los niños y ciertas clases de seres humanos tampoco tienen derechos porque no pagan impuestos”.
Además, es importante señalar que la princesa no paga ningún impuesto tampoco, ni tampoco ninguno de sus parientes reales, así que siguiendo su razonamiento, se podría llegar a la conclusión de que ellos tampoco tienen derechos.
Prince and Princess Michael of Kent at a state banquet in honour of the president of Brazil, 2006
La princesa es ampliamente conocida por sus groseras meteduras de pata.
En 2004 fue noticia por decirle a un grupo de clientes negros en un restaurante que “volvieran a las colonias”.
Al hablar sobre el evento se refirió al grupo como “un grupo de raperos”, cuando en realidad eran clientela de clase alta que incluía a un banquero de inversión y a un abogado.

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