La sexualidad femenina y el aborto. Santander.
La psiquiatra Genoveva Rojo, y, Amparo
Cardeño, de la Asamblea de Mujeres de Vizcaya, y El Alba, de la Asamblea
de Mujeres de Guipúzcoa, quienes informaron de la actual situación del
problema del aborto en el País Vasco y de las campañas realizadas por
las organizaciones feministas a raíz de los recientes procesos de
Basauri y Bilbao.«Cualquier hombre es potencialmente un violador
en un sentido amplío de la palabra: está preparado para ello y puede
llegar a hacerlo». Esta es la idea más espectacular de la hipótesis que expuso la psiquiatra Genoveva Rojo en su conferencia. «La
violación es un modelo al que se referencia cualquier encuentro
heterosexual libre tanto en matrimonios o parejas institucionalizadas
como en los encuentros no institucionalizados », dijo.
«La coacción, la genitalidad y la ruptura entre sexualidad y afectividad, coordenadas en las que se sitúa la
violación, se reproducen en mayor o menor grado en todo encuentro
sexual libre, donde siempre existe una dosis de violencia sexual por
parte del hombre, junto a la idea de que la penetración es el
único fin deseable y una forma de coacción en el hecho de que debe ser
él quien tome la iniciativa. Cuando es la mujer quien lo hace, está
demostrado que el hombre no responde, no ya por impotencia o temor, sino
por resistencia a abandonar el privilegio de decidir cuándo, dónde y
cómo se debe realizar el coito».
La ruptura entre afectividad y sexualidad, uno de los componentes de
este modelo de violación que analizó Genoveva Rojo, se da con mayor
intensidad en las relaciones liberadas, lo que lleva, en muchos casos,
al hombre a la objetualización del cuerpo femenino o a una
identificación inconsciente de la mujer liberada con la prostituta,
viendo en sus expresiones de ternura una trampa de caza y conquista y no
la expresión del afecto al que responde.
La psiquiatra feminista analizó los mitos que la mujer ha
internalizado y que se oponen a su liberación sexual; la ignorancia y el
autodesprecio hacia su propio cuerpo -“la menstruación, por ejemplo,
que manifiesta una capacidad que el hombre no posee, es vivida todavía
por las mujeres como algo vergonzoso”-, la negación de la sexualidad
femenina y, por otra parte, el mito de su insaciabilidad sexual.
«El clítoris que reivindican los movimientos feministas, que algunos
comparan, en términos de igualdad, al pene del hombre, igualdad en la
que yo no estoy de acuerdo, ha sido tradicionalmente soslayado por el
patriarcado. Es muy significativo que en España, hasta el año 1948, se
practicara la extirpación del clítois para tratar casos de ninfomanía o
de locura masturbatoria».Por último, la conferenciante defendió el valor
de la masturbación, practicada no como sustitutivo, sino como algo
autónomo, «pues es una forma de reconciliar a la mujer con su propio
cuerpo».
En contrapartida a las femenimas opina otra mujer....................
La escritora británica Doris Lessing, ahora acusa a las mujeres de discriminar a los hombres
Dice que son constantemente agredidos e insultados. Y cree que ni siquiera se defienden porque se sienten intimidados
Dice que son constantemente agredidos e insultados. Y cree que ni siquiera se defienden porque se sienten intimidados
Doris Lessing no va a escribir el tercer volumen de su autobiografía
como ícono del feminismo: dice estar harta del hecho de que “hoy mujeres
más estúpidas e ignorantes puedan insultar a hombres mejores que ellas
sin que se eleve la más mínima protesta”.
La autora del famoso The Golden Notebook (El cuaderno dorado) eligió
el Festival Internacional de Edimburgo, del que participan miles de
artistas de todo el mundo en espectáculos de danza, música, cine y
teatro, para pronunciar su acusación contra las mujeres y en favor de
los hombres que, aseguró, son “continuamente agredidos e insultados”. Y
lanzó la estocada que desató la polémica: “Basta de humillarlos”,
reclamó.
El cuaderno dorado, de 1962, es uno de sus libros más reconocidos. La
historia, que aborda la crisis emocional y artística de una mujer.
A bote pronto queda en entredicho el amueblamiento de la mente de una psicóloga vs. una escritora. ¿Será verdad que para que el psicólogo reconozca una enfermadad de la mente, en un paciente, él tenga que estar loco de atar? La psiquiatra Genoveva Rojo nos lo pone a huevo. Es evidente que ella es lesviana, no la disgusta la silicona eréctil, practica la tijereta y la encantan las clóchinas como a un hombre. ¿No será la doctora Genoveva un tío, bajo una capa de legañas?
A la Iglesia de Franc le viene muy bien convertir a la ciudadanía en los moradores de Sodoma y Gomorra, para así poder esconder el lobby gay que gobierna el Vaticano. ¡Qué vergüenza!
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