lunes, 2 de diciembre de 2013

venía yo diciendo...


que en el mundo deben de haber dos libros: el del bien y el del mal. Me era imposible asimilar que los dos  conocimientos extremos, estuvieran ocupando el mismo lugar en un libro, llamado Biblia. Ambos  destinados a encarnar o responder, la constitución del hombre. Por desgracia, la Biblia que hoy conocemos, es un libro de crónicas acaecidas en un lugar determinado del planeta. Sin embargo no ilumina, para nada, las vacías o desorientas mentes, sobre el ser engendrado y al que hace referencia. Es sorprendente que, el libro que debería contener las cualidades y personalidad del maestro Jesús, esté a años luz de la capacidad de semejante individuo. Otros muchos iluminados antes que él, realizaron las mismas proezas y pisaron los mismos caminos. Jesús fue un bonito nombre para la construcción de la Biblia, trescientos años después de su muerte.
La simbiosis entre la Biblia del Diablo y la Bíblia canónica es, que ambos fueron escritos por hombres y dictados ¿por...? Al parecer, los santos lugares no son  obstáculo para que Satanás se pueda colar. No así les pasa a los vampiros, que se arrastran sobre suelo a la señal de una cruz. Al demonio, la palabra de Dios, le sirve de llave para entrar en las mentes de los hombres, y hacer en sus templos, la oratoria del infierno. ¡No me cuadra...!

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