Cada año que pasa se le introducen más enanos, a la mente, al Rey.
¿Quién le escribirá los discursos al Monarca, será Felipe, será Aznar, será Zapatero, será Rajoy, será la Reina? En cualquier caso, y sea quien sea, y a este paso, vamos a terminar necesitando un Malaquías, un Zararías Sitchin, un Mago de Oriente, y hasta al papa Francisco, para poder descifrar lo que este hombre nos viene a decir o nos quiere divulgar.
Todo un elenco de periodistas han estado dando vueltas a las palabras del Rey con la intención de hacer de traductores, para saber en qué y dónde, a quién o quienes, se ha dirigido su majestad. Lo que está claro es, que ha dicho todo y nada, en su discurso. A sabiendas de que toda la Casa Real está hecha unos zorros: su hija y yerno a punto de ser imputados en todas sus raperías, él como una puta cabra, y su hijo deseando aprovecharse de la situación económica y social para dar un golpe como su padre el 23 F, para que los españoles le veamos como un iluminado o salvador. Y qué decir de la Reina... que durante 40 años ha estado comiendo de los españoles y no ha llegado a primer grado de conocimiento del castellano. Toda una mierda institucional a la que no les debemos nada y sí, la necesidad de que abandonen este barco que está a punto de zozobrar y dejar en el camino a tanto hijo de la puta que nos está gobernando en este puto país de mierda que no se ha levantado ya, y les ha mandado a la puta calle por los Pirineos o por los cuatro puntos cardinales de su piel de toro. España no necesita más mensajes de reyes o mamarrachos múltiples, necesitamos que se vayan los peperos, los izquierdosos y los nonárquicos, y nos dejen a la ciudadanía llevar las riendas del país, para su salvación.
Estoy de acuerdo con ése que ha dicho: El Rey debería haber divulgado quienes son los renposables de este desaguisado, porque esta ruta tiene nombres y apellidos.
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