lunes, 17 de marzo de 2025

el atraso de la población española

 
menos mal a Yooolanda nos vamos enterando de las nuevas tecnologías y su utilización. La población española se ha dado cuenta, gracias a Yolanda, de que los algoritmos no andan por la calle como el tío Pepe.No. Los algorismos tienen vida propia si se les somete a actividad empresarial si es que esta empresa o empresas no han cerrado todavía. En cuayo caso si las empresas han cerrado no hace falta que se utilice el algoritmo para nada. Los algorismos resultan una consecuencias de datos y números que deben las empresas conocer. Porque si no es así luego no digan que la ministra de Trabajo no se lo había anunciado. Y, en caso de que vayan a la quiera, siempre será por culpa de Franco o por estar supeditados a la fabricación de naves para huir de la Tierra. Flaco favor para los algorismos y para los trabajadores que queden. El día que los algorismos puedan salir a pasear por la calle con las charos del 8M, con en el día del Orgullo y los senior... entonces sí que habrá llegado, de lleno, la tranformación del Universo de Yolanda Díaz. Hasta este entonces... todo serán especulación que se irán regunado, en las empresas, a medida que los empresarios y trabajadores queden en algún bar de los sindicatos a las propuestas que cada uno tenga que proponer. Proponientes no faltarán, seguro, en estas convocatorias, para saber cómo se pueden organizar los algorismos holográfico. Estós sí que podrán verse andando, volando y plasmados en lugares donde la gente pueda disfrutar de ellos y de sus contenidos. 
Cómo es posible que la gente no se dé cuenta de estos detalles tan interesantes que propaga la Ministra sin ningún tipo de vergüenca. Cualquier otra persona sin ser Ministra estaría abocada a taparse la cara con burka. Yolanda no. Yolanda tiene permitido decir todas las burradas e idioteces que le plazca y nadie sale a su encuentro a corregirla. La compañera que tiene al lado no sabe cómo mirarla a la cara sin mostrar respulsa ajena.
Pero es que es nuestra Yoli. Y tiene todo nuestro favor en crear parbularios por donde vaya. 
¡Qué Dios nos coja confesados!

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