Abascal ha comunicado su intención de no dar su apoyo al PSOE, de Sánchez, mientras negocie con los etarras e independentistas. Dice no querer lavar los trapos de los unos ni de los otros. El caso es que los etarras se lavaron con Blanco Ariel, en las lavanderías irlandesas de la Iglesia, gracias al memo de Zapatero. Ese memo que ha rociado Sudamérica de pasta española, para disponer de ella cuando estuviera o fuese despedido de la Presidencia del Gobierno español. De ahí que ande por Sudamérica como Pedro por su casa, y haciendo de su capa sayo. Por tanto veo una idiotez la posición tomada por VOX de no querer ser un miembro activo del equipo del que va a gobernar durante cuatro años más. De eso se arrepintieron los podemitas, cuando tuvieron la sartén por el mango y la dejaron caer. Mira qué pronto han rectificado cuando la ocasión les ha sido propicia. Más vale estar dentro, que rondar un año. Veo más debilitados a aquellas formaciones que, por obcecación, se nieguen a jugar dentro del equipo de la izquierda. Al menos, tendrán la oportunidad de enterarse de qué va el juego antes de que les ganen por goleada.
Me pregunto qué le puede ofrecer Sánchez al Rey sabiendo, éste, que juega sucio. ¿Felipe no puede negarse a formalizar el grupo que le claven las dagas por la espalda? Me parece patético que quien tiene que dar la última palabra..., ratificar los acuerdos..., esté siendo vendido con su consentimiento y conocimiento.
¿A caso la muerte es mejor muerte sabiendo que Tú también, Sánchez, hijo mío, estás implicado en ella?
¡Qué sin sentido tiene el sentido de los actos!
Me asquea tanto encontrarme rodeado de ladrones, impostores, traidores, gobernando nuestras administraciones...
Me va asqueando la política desde sus cimientos. Porque esos cimientos, veo, han sido mezclados con productos manufacturados con residuos inocuos a su uso. Tenemos políticos... como tenemos cemento alumínico. Se degradan con el tiempo y el agua.
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