de la información.
Va bueno que alguien que no se deja amilanar, haga enfrente a esa caterva de gilipolleces que venimos viviendo en estos tiempos de judíos, y de Soros. Una manipulación traída y llevada de boca a oreja, de una tía a otra tía. Y, como bien dice Federico, -no te lo pierdas-, son las más viejas las que han tomado el asta de la bandera para divulgar la espléndida consigna de que: "la Iglesia no nos deja comernos la almeja". Como si a ciertas edades la almeja estuviera en su mejor momento de crecimiento, esplendidez y olor.
¡Esto las más viejas!, las que dicen que el patriarcado es lo peor. Como si a los hijos los hubieran enseñado los padres cuando en realidad: la enseñanza y cría de los hijos era matriarcal. ¿Qué cojones van diciendo del patriarcado? Seguro que alguna golfa que quería buscar jarana entre los trigales verdes, y el padre se negaba, en rotundo, por mandato de la madre. ¡Ya verás cuando venta tu padre? Era la sentencia y adelanto de lo que te iba a acontecer cuando él volviera del trabajo, y se chivara de lo que habías o no, hecho. Esto es parecido a cuando le preguntan a Jesús, durante la Última Cena, quién de todos le va a atraicionar... Y ni corto ni perezoso les responde que el será el que meta la mano en el plato después de él. Ahí estaba el lelo de Judas. Sobre él descargó Jesús, su mejor gloria.
Y, para glorias, las que nos endulzan de diario las marías con su hartada de sexo, igualdad, fraternidad, y bollos a gogó. Porque mira que hay bolleras. Mira que hay maricones. Mira que hay gilipollas -planchabragas- que van soltando el eslogan de "nosotros también somos mujeres". Pues lo serás tú, payaso, y la loca de tu padre. Hay que ver cuánto memo circula por las vías aún, de haberse terminado la calle.
Esta becerrada nos pasa porque estamos alelados, disfuncionales y dispersos en un caos donde la señora de tú casa, ha sido, la primera con la que te has topado... y con la primera que vas a aprender en no caer en el mismo abismo. Para ganar, perder...
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