miércoles, 21 de octubre de 2020

Las nueve

han anunciado las campanas de la Catedral de Valencia.
Me dispongo a ver la ciudad desde el lastre que está dejando la pandemia del coronavirus. Éste es el que está marcando la desdicha de muchas personas y a sus negocios. El gobierno de la Generalidad está pensando en si cierra la ciudad un día de estos... 
¿Cuándo? 
Lo está pensando.
¿Por qué y para qué? 
¡Pero si no viene nadie!
¡Pero si no sale nadie!
Lo están pensando...
La gente de tan cansada y saturada de escuchar lo que no le dicen...: Están temiendo lo peor. Y, por ello, muchos están pidiendo que nos encierren de una vez por todas. La grey nos vemos reflejados en el símil del cuento de Pedro y el lobo, y antes de que llegue lo inevitable..., nos coja en lugar seguro...
¿Hay, realmente, un lugar seguro donde esconderse del coronavirus?
Ya nos están diciendo que no; porque el virus se puede multiplicar a través de la humedad ambiente, y estamos en pleno otoño. Ha llegado el lobo, amigos.
Y qué curioso, señores, es, que esos que nos mandaron el virus de mierda, se han enriquecido, en estos meses, de las penurias padecidas por el resto del planeta. China no tiene contagiados en comparación con el resto de los países... ¿Qué están haciendo para no contagiarse de eso que salió de sus aposentos? 
Nadie lo sabe. Sólo aquellos miserables chinos que les vino bien contagiarnos para sacar rendimiento y poder. Y, ahora, les compraremos la vacuna infecciosa, para que sigan siendo más millonarios. Este poder, está impulsando a China a un gobierno mundial, ante la pasividad de Estados Unidos y el deterioro de los demás países europeos. Si no despertamos los chinos se harán con todo el planeta y el comercio.

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