miércoles, 4 de diciembre de 2019

son hombres de palabras

claras y elocuentes, y proclives a conquistar corazones entre las jovencitas y las maduritas. Culebrean entre estandartes políticos, y proclamas jocosas a la unidad de los españoles... Pero les pierden las formas. Y cuando se pierden las formas se diluye la magia de las palabras. Eso es lo que ha pasado con VOX, con Cs, con el PP. Yo esperaba un comportamiento al nivel de las frases y se han comportado como niños de primaria. Mucha barba, mucha enseña, reseña... bah, simple palabrería. Al menos, Sánchez, se comporta como Sánchez, por muy traidor que sea y lo poco que nos parezca.
¿Por qué se ha vendido VOX a las fuerzas oscuras -según ellos-: del PSOE?
Intereses. Y por el interés te quiero Andrés. 
Bien es verdad que gracias al SOE, VOX, ha conseguido estar en la Mesa del Congreso. Y este regalito le ha permitido lo que con el PP no hubiera conseguido. 
¿Pero por qué se zancadillean si están gobernando en varias autonomías en mutua ejemplaridad? ¿Por qué ese giro a la mugre andaluza, si llegaban para cambiar el panorama político estanco y ratero?
No se sabe, ni se presiente. 
Santiago Abascal (Vox) y Pablo Casado (PP), ayer, en el Congreso.
Pero si no se tienen simpatía ni confianza mutua, entre las derechas, no sé cómo se puede gobernar así. No lo entiendo.
El caso es que la izquierda ha dado un repaso a la derecha dejándola en mínimos: tanto físicos, como mentales, y con marcapasos en vías de reventón cardiovascular. 
Y donde dije digo, ahora, digo Diego. Muy propio de políticos con ganas de tomar de la tarta aunque sean las migajas.
No estoy muy seguro que los ciudadanos que votaron a VOX, y que se acostaron pensando que habían encontrado la horma del zapato contra la izquierda...: sólo ha sido una fantasmagórica ilusión, creada por fantasmas bien maquillados. ¡¿Tú también, VOX, hijo mío?!
un símil del reparto a los demandantes.

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