domingo, 29 de diciembre de 2019

el chepas y el jorobado

Sánchez e Iglesias, en una visita del líder de Podemos a la Moncloa, antes de las elecciones generalesDios los embellece y ellos se juntan. Ese mismo Dios que a uno le ha hecho presidente y al otro le ha regalado un caserón. Dios es así: compensa las anomalías físicas con dinero robado a los españoles. Por eso, Dios, también está echando una manita a los pobres políticos de Cataluña; así como a los curas que viven bajo tierra en Montserrat. Una especie de puticlub que se preocupa más por los eventos independentistas que dejar de tener putas y maricones en sus filas. ¡Hay unos curas y monjas en Cataluña que hay que echarles de comer a parte! De la línea del santón Franc. 
Si estos están todo el rato conspirando contra España, ¿qué hacen los de la parte contraria? El rey debería estar reuniéndose con toda la plana mayor de los políticos que le defienden, y de los militares que también... No entiendo que estén callados cuando tienen a los Torra y milicias y CDR, dentro de Zarzuela, con el objetivo de derrocar al monarca. ¡Menudo memo de monarca! Así nos va.
Y sin esa oposición... los tocapelotas se permiten expandirse, como conejos en coto privado. Y Puigdemont montándola en Waterloo sin que nadie se lo impida. Otro que se ha tomado el relevo de Moisés, para guiar al pueblo catalán. Por si nadie lo sabía Moisés era catalán. De la línea descendiente de Colon (el dolor), la pelambrera de los Beatles, el pan tomaca y el caganer. Toda una gran línea o árbol genealógico. De ahí tengan la sangre aria que no les riega la sesera.
En fin;
las negociaciones están en marcha con los independentistas y Casado rezando a la Virgen de los imposibles, por si acaso... Ahora está llamando a la contemplación a los socialistos de la vieja escuela. No me extrañaría que Felipe, Guerra, Griñán, Cháves y sus acólitos del pasado, se inscriban en el PP. Casado tiene una gran capacidad para convencer a los choris del antaño socialismo a penetrar en sus filas y hacerse su propia guerra. ¡Vivir para ver! ¡Qué vergüenza!

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