miércoles, 29 de agosto de 2018

ojo al dato que vienen armados

Que Urkullu haya ido a visitar a Junqueras al hospital carcelario en el que se encuentra, es algo chungo. Visto la escena desde la perspectiva de privacidad entre el uno y el otro, no ha dejado indiferente a nadie. Es más, ha encorajinado a media directiva bujarra del independentismo catalán.
¿Por qué va Urkullu a la cárcel de bujarras donde se encuentra Junqueras?
En primer lugar porque Urkullu es un individuo multiplicado por cero, como diría Burt Simpson. Y eso perjudica seriamente la carrera política de Urkullu. Desde que dejaron las armas, los etarras, gracias a Zapatero, han pasado al olvido, a la clandestinidad, y sin armas. Es decir...: están en bragas y buscando nalgas que tapar.
Con lo machotes que tenía la comunidad vasca y se han quedado para pegar palizas en manada a los solitarios guardias que toman café en terraza pública.
Eso no se puede consentir. Como los independentistas Junqueras y Puigdemont no aguantan estar en el olvido destierro.
De vez en cuando no tienen más remedio, los unos y los otros, de hacer alguna trastada para que, alguien, de algún lugar y medio, les nombre. Si no, son cadáveres que pululan como muertos vivientes.
Y eso es lo que son en la política española: licántropos envejecidos, gárgolas milenarias, que piden desaparecer.
Aún hay, introducido en algún partido, momias del tiempo de UCD. 
¿Así, como van a desaparecer los dinosaurios?
Siguen enganchados a la ubre política porque nunca han sabido mamar mejor que estando infiltrados en el poder.
Por  tanto
Urkullu es un vampiro del Estado, y  un tocapelotas de Cataluña.

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